Guatemala vive este domingo una jornada electoral en la que 7,5 millones de ciudadanos estaban llamados a elegir no solo a su nuevo presidente y vicepresidente, sino también a los 158 diputados del Congreso, 20 del Parlamento Centroamericano y 338 alcaldes. Los comicios comenzaron a las 07.00 horas cuando sonó el himno del país en todos los colegios electorales, que empezaron a recibir a los primeros votantes nada más proceder a su apertura. EL MUNDO ha visitado el Instituto Central Normal para Señoritas Belén, situado en la zona 1 de la capital guatemalteca, donde, según ha explicado su coordinador, José González Campo, está conformado por 30 mesas electorales y 150 voluntarios.
Se da la circunstancia de que a diferencia de lo que sucede en España, las mesas electorales están compuestas por voluntarios, al tiempo que jóvenes que no alcanzan la mayoría de edad reciben a los votantes a las puertas de los colegios electorales para guiarles hasta su mesa y aclararles cualquier duda. Nada más llegar y entregar su documento de identidad, les untan un dedo con tinta para que puedan votar e introducir su papeleta en unas bolsas de plástico colocadas bajo su correspondiente rendija que hay en las mesas.
El tema de la seguridad es uno de los que más preocupa a la sociedad guatemalteca
Los guatemaltecos afrontaron una jornada en la que ansían un cambio en el país por lo que esperan que el nuevo presidente destierre para siempre la corrupción que ha caracterizado al último Gobierno del ex presidentes Otto Pérez Molina, en prisión desde el pasado jueves por su implicación en el caso de defraudación aduanera de La Línea que ha salpicado a todo su Ejecutivo.
El nuevo presidente del país, Alejandro Maldonado, que tomó posesión el pasado jueves, aprovechó la votación para abogar por reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos entre la primera y la segunda vuelta electoral que tendrá lugar el 25 de octubre.
Samuel García fue uno de los madrugadores votantes, que acudió a las urnas para lograr el "cambio" que necesita Guatemala. Para García, con el actual clima de corrupción y de protestas ciudadanas que desde el pasado mes de abril reclaman un cambio en el sistema, se deberían haber aplazado los comicios y haberse acometido tanto la reforma de la Constitución, como de la Ley de Partidos. "No confío en los que vienen", lamenta, si bien recalcó que él ya ha cumplido con su deber de votar.
Mientras, Amilcar García es un joven de 25 años que solo espera que la gente "no haya cambiado su voto por un par de bolsas de comida o un par de bloques de cemento" que les haya regalado alguno de los 14 candidatos a la Presidencia. "Lo que se espera es un cambio total en el país, que deje fuera a aquellos que buscan un beneficio económico a través de la política, en lugar de ayudar a la población", resaltó.
Durante los últimos días, las calles de la capital guatemalteca se ha llenado de vendedores ambulantes que ofrecen banderas de este país a 5 quetzales (poco menos de un euro). César Siliezar pasea orgulloso con su mujer y sus dos hijos por el centro de la capital, todos ellos con banderas y ataviados con una camiseta en la que se lee 'Yo voy por Guate', que es la que han vestido los miles de manifestantes que han participado en las protestas ciudadanas.
Así, señala que desde que se iniciaran el pasado 25 de abril, él y su familia han acudido a estas movilizaciones que, a su juicio, culminan con las elecciones de este domingo. "Confío en un cambio y es lo que todos queremos para que se convierta en un bienestar para los jóvenes", recalca. Para este oficinista funcionario de 62 años, lo primero que debe priorizar el nuevo presidente es la seguridad y la honradez, ya que, según censura, "han dejado vacías las arcas del Estado, donde no hay ni un centavo".
PREOCUPACIÓN POR LA SEGURIDAD
El tema de la seguridad es uno de los que más preocupa a la sociedad guatemalteca, tal como lo constata Edgar Samayoa, quien presidió una de las mesas electorales. "Lo primero tiene que ser que la gente pueda salir de su casa y regresar a ella, porque no puede ser que en un día maten a 20 personas y nadie diga nada", subraya. Además, al igual que el resto de guatemaltecos consultados, confía en que el resultado electoral suponga el "cambio que necesita Guatemala".
Olga Dinerio ha sido testigo directo de las protestas que se han llevado a cabo en la Plaza Central de la capital del país, dado que regenta un humilde puesto de comida en la calle. Mientras se fríe el pollo que varios comensales esperan sentados en unas sillas de plástico, Dinerio considera que lo primero que debe hacer el nuevo presidente es "no discriminar a los indígenas que viven en las zonas rurales". En la actualidad, recuerda que muchas personas vienen de los departamentos a la capital porque en sus pueblos hay "mucha desnutrición y no hay trabajo, ni educación, ni sanidad". "Están abandonados, así que ojalá se haga algo por cambiar la desastrosa situación en estas aldeas", concluye.
FUENTE: elmundo.es