El dato resultó suficientemente simbólico de los días que atraviesa el país. Como una mueca vengativa del destino, el nombre que le dio vida a un programa televisivo que terminó siendo injustamente vilipendiado y denostado, pero que tuvo la enorme virtud de mostrar cómo se construían ciertos relatos comunicacionales, es el número que refleja la extrema debilidad que atraviesa la economía argentina. El último viernes el Banco Central vendió 678 millones de dólares para evitar que la moneda estadounidense se dispare de una manera incontrolable y para llegar al 26 de octubre con una fortaleza macroeconómica en la que ya nadie cree. Aceptado o no, nada marcha de acuerdo al plan (NMAP).
Desde la herejía que impone la necesidad, el Gobierno trató de recuperar la iniciativa política y anunció, vía cadena nacional, la remisión al Congreso del presupuesto 2026, tal como lo establece la Constitución Nacional. La imagen no pudo ser más contrastante con lo sucedido un año atrás, cuando el presidente hizo lo propio ante la Asamblea legislativa: sólo, en el entorno del Salón Blanco, rodeado de un par de granaderos y con un discurso grabado de poco menos de 15 minutos, Javier Milei se mostró prudente, le habló al conjunto de los argentinos, evitó el “viva la libertad carajo” y puso el eje en el sentido social que tendría el presupuesto, con supuestas mejoras en áreas que han sabido ganar la centralidad política a base de escarnio oficialista, pero también de una militancia en todo el ancho de la realidad social que resulta digno de señalar.
Rápidamente, el desesperado coro de otrora voceros oficialistas ad hoc (pero no ad honorem), salieron a repetir de manera papagayesca los cambios que traía consigo el nuevo presupuesto. Pero si las mentiras tienen patas cortas, parece que el PDF del presupuesto también cumple la función de desenmascarar falacias ya que bastaron unas pocas horas para que distintos sectores salieran a cuestionar al flamante proyecto: en educación cae el presupuesto, recorta en ciencia y congela la Asignación Universal por hijo, entre otros.
#DataBCRA | Encontrá la lista de #PrincipalesVariables en: https://t.co/g9kLlo93Ed #ReservasBCRA pic.twitter.com/ZhIPlJhpOf
— BCRA (@BancoCentral_AR) September 19, 2025
En realidad, la cadena nacional del último lunes debe entenderse como una especie de contención de daños de las derrotas que se esperaban para el transcurso de la semana, tanto en las calles como en el palacio. Tan evidente fue el intento, que el día miércoles, en el tratamiento del rechazo a los vetos en la emergencia en pediatría y en financiamiento universitario en la Cámara de Diputados, el legislador Gabriel Bornoroni, presidente del bloque de LLA, ofreció en el medio de la sesión incluir las (supuestas) mejoras que el presupuesto 2026 trae para educación y discapacidad desde el trimestre octubre – diciembre de este año. La desesperación sensibiliza hasta los corazones más duros.
En un feedback de proporciones, las derrotas legislativas y en las calles fueron a la vez que una síntesis de la coyuntura política que se vive en el país, una especie de regocijo para aquellos sectores a los cuales el oficialismo les ha negado algunas dignidades. Un comentario como al pasar: no dejó de resultar emocionante, en las calles del centro rosarino, ver a miles de personas, celulares en los oídos, sin marchar, esperando por los resultados en el recinto de diputados y, una vez consumados ambas pequeñas / grandes victorias, celebrar vía aplausos y abrazos reconfortantes.
Pero más allá de ciertos festejos debe decirse que el sistema político argentino se enfrenta a un riesgo grande: el de contar con un oficialismo que sea sistemáticamente sometido a derrotas que potencien su deslegitimación. Si pudiéramos imaginar que existía una simbiosis en el juego de aprobar leyes en un sentido que el Poder Ejecutivo luego desechaba (algo de ello sucede con el aún vergonzosamente vigente DNU 70/23), el cambio del escenario político producto de una economía que cae, del maltrato oficialista a los “históricos” aliados, de la corrupción expuesta vía oferta de criptomonedas y de audios sobre la ANDIS y de la contundente derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, todo ello matizado en el marco de un año con elección de medio término; la debilidad libertaria se hace cada vez más evidente.
¡Viva la universidad pública!
— Cecilia Moreau (@ceciliamoreauok) September 17, 2025
¡Viva la salud pública!
¡Viva el pueblo argentino!
????❤️ pic.twitter.com/4rNuKFN3lm
El desmanejo oficialista resulta tan profundo, que a las ya consabidas disputas internas entre el karinismo (qué generosos que resultamos a veces los analistas con la aplicación de algunos “ismos”) y las Fuerzas del Cielo, entre las Lilia Lemoine y las Marcela Pagano de la vida, ahora se ha agregado la realidad amarilla que expone sus rencillas a la luz pública en el medio de una sesión, con maltrato de género incluido: los reproches del tándem Ritondo – Finochhiaro contra Silvia Lospenatto y el posterior pedido de sanción del diputado Fernando Iglesias hacia su colega electa legisladora porteña, tiene mucho de una comedia televisiva de Darío Vittori (los mayores sabrán entender). Ni siquiera da para comedia italiana.
Con todo, el oficialismo dio la primera señal de la campaña a nivel nacional utilizando a Milei como la marca insignia. Córdoba fue el primer destino de un proceso que, según dejaron trascender desde Balcarce 50, tendrá al presidente recorriendo el país (la buena noticia es que probablemente recorra provincias que gobierna pero que aún no conoce) y como un protagonista excluyente.
En la tierra del 70/30 (libertario y fernetiano), el mileismo trata de fortalecerse en una especie de vuelta al primer amor, de una vuelta a la casita de los viejos de Cobian y Cadícamo. Pero algunos sentimientos no son eternos y las fuerzas violetas tuvieron que aceptar el hecho de un acto diezmado en cantidad de público y con una situación de disputa en las calles con sectores de izquierda, algo que resultaba impensado semanas atrás. El reaparecido de Juan Schiaretti, hombre que supo cultivar la amistad de la familia Macri y que gusta de mostrarse como jefe del recién nacido espacio llamado Provincias Unidas y como la nueva esperanza blanca de parte del círculo rojo, se frota las manos.
Para un observador desprevenido, desconocedor de la realidad argenta, la cuenta está difícil. Podría preguntarse para qué poner en primera línea de campaña a un personaje que encabeza un Gobierno que, junto con él, cae en la valoración pública. Y nosotros responderemos que no hay otro. La soberbia libertaria rompió puentes con propios y extraños y hoy necesita de manera visceral de la figura del presidente ya que, en no pocas provincias, sus candidatos resultan perfectos desconocidos.
Debe insistirse con la idea: si bien atravesamos la coyuntura de una elección nacional, 2025 no es 2023. Y ello resulta así por dos motivos:
1. No es una elección uninominal con un territorio único, sino que existen 24 jurisdicciones electorales con los respectivos candidatos en cada una de ellas que, en no pocas ocasiones, traen consigo el peso de lo local.
2. En el contexto de una corrida cambiaria de proporciones, el mileismo ya no es una novedad. En términos de estrategias políticas ya se le conocen los pliegues y la idea del outsider que conduce determinado proceso, sólo sirve para hablar de la historia que representa lo sucedido dos años atrás y no del presente tiempo político.
¡Che Milei! ¡Que olor a default!...
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 20, 2025
TE FUMASTE MÁS DE MIL MILLONES DE DÓLARES EN APENAS DOS DÍAS… “economista experto en crecimiento con o sin dinero”.
¡Haceme el favor! Córtenla con el verso ese de… “vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”… que acá la…
El eufemismo de “comprar pesos” por la apabullante cifra de U$s1.100 millones en tres días, sólo puede entenderse como parte de la desesperación libertaria. En un país como la Argentina, en la relación histórica construida con el dólar, plantear que el Gobierno defenderá el techo de la banda cambiaria vendiendo hasta el último billete verde, no representa una buena señal en sí misma.
Pero no es Luis “Toto” Caputo el único oficialista poco afecto a las declaraciones tranquilizadoras. En el programa “Palo y Zanahoria” que conduce Mariano Martín en la radio El Destape entrevistaron a Antonio Aracre, ex asesor de Alberto Fernández y ex CEO de Syngenta. Ante la pregunta de qué pasaría cuando el BCRA se gaste el último dólar de las reservas (él considera que poner en venta hasta el 10% de lo prestado por el Fondo Monetario Internacional es una condición aceptable), confesó no saberlo. Por su parte, el economista Juan Carlos De Pablo, habitué de las noches domingueras de ópera en Olivos, referenció en la divinidad ante la misma pregunta: “sólo Dios lo sabe”. Total tranquilidad.
Mientras despuntamos el fin de semana, toma fuerza la idea de un préstamo (casi inédito) del Tesoro de los Estados Unidos como forma de salvataje de la economía argentina. En el oficialismo dejan trascender la idea de unos U$s 30.000 millones. No se sabe muy bien si el número comentado es más un deseo que una negociación concreta. En el mientras tanto se ilusionan con una reunión entre ambos presidentes.
Las tasas cada vez más elevadas ante cada renovación de letras, la ayuda con condiciones del FMI, las anclas fiscales, la inflación en torno al 2% mensual (en el Gobierno imaginaban con un 0 adelante para las elecciones próximas) a costa de una economía real cada vez más deteriorada y el reproche social cada vez más evidente nos confirman que Nada Marcha de Acuerdo al Plan. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez