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Fundamentar - Artículos https://www.fundamentar.com Tue, 19 Mar 2024 01:25:12 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es El canibalismo va al casino https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6808-el-canibalismo-va-al-casino https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6808-el-canibalismo-va-al-casino Saturno devorando a su hijo

Que la práctica política en la Argentina se ha convertido en una especie de canibalismo sin retorno, no es precisamente una novedad que vengamos a descubrir por estos días.  Para no irnos muy atrás en el tiempo (ni en las referencias ideológicas), la forma en que el extinto Frente de Todos, inicialmente estructuró al conjunto de las gestiones ministeriales, donde al interior de cada uno de ellos, se trataba de garantizar la presencia de los espacios políticos que sintetizaban la idea de la “unidad en la diversidad”, actuó como un severo limitante para imponer reformas, deterioro que se profundizó a partir de la derrota electoral de 2021. Pero lo novedoso de este lluvioso mediados de marzo, es que esa fagocitación entre propios, ya no se hace, por ejemplo, con la supuesta fortaleza que puedan representar los números en una legislatura (para el período 2019 – 2021 el FDT contaba con 109 diputados y 38 senadores propios); sino que se proyecta para buena parte del sistema político, con la oposición incluida. Recorrido por una semana de variados desgastes internos y de la inquebrantable convicción de no pocos protagonistas de jugarse algún pleno. Mientras esperamos la seca y el sol, pasen y vean. Están todos invitados.

A nivel nacional, la noticia más importante vino de la mano del rechazo del Senado al Decreto de Necesidad y Urgencia nº 70/23, por un número de votos que el oficialismo no esperaba: 42 a 25. Esas cifras dejaron en un recuerdo muy lejano los acuerdos de diciembre donde la muñeca política de la vicepresidenta, habilitó una sobrerepresentación opositora en el control de las mayorías de las comisiones. Lo sucedido en la tarde del miércoles puede pensarse como la síntesis de tres factores que hoy componen la vida nacional.

https://twitter.com/VickyVillarruel/status/1768431095878709624

1.      De la debilidad libertaria

Si bien el oficialismo cuenta con una muy baja representación legislativa (15%), la presente coyuntura del sistema político argentino no lo deja fuera de juego a la hora de imponer condiciones. Maneja los recursos del Estado nacional, está en condiciones de imponer agenda a partir de un reformado esquema comunicacional, vía medios tradicionales y redes, pero también, la atomización partidaria del conjunto, representa un factor que juega a su favor.

El problema es otro. Es el que refiere (y esto lo planteamos en el más estricto análisis de cierta instrumentalidad política) al mal manejo de esa debilidad como un recurso, ya que en la vida, uno puede mentir, pero el problema es creerse su propia mentira. El presidente Javier Milei y buena parte de sus pocos pensantes acólitos, parece haberse creído la mentira estadística de ser el presidente más votado de la historia de los argentinos. Para ser un hombre que ha vivido de los números, parece ser una pobre significación de su persona: el 56% de los votos obtenidos los alcanzó en un ballotage y la elección de 2023 es la que más personas habilitó para votar. Las peras se comparan con peras y no con manzanas, aunque ambas sean producidas en el hermoso Alto Valle del Río Negro.

Milei parece decido a jugar a la política con esa estrategia aunque ya atraviese la segunda derrota legislativa de importancia. A la queja oficialista de que “la casta” nunca había rechazado un DNU del kirchnerismo, vale recordarle que tampoco se hizo desde la reforma constitucional (lo cual incluye a sus circunstanciales aliados), y que, además, ninguna de estas propuestas resultaba definitivamente anticonstitucional como el esperpento legislativo que comentamos.

El capítulo del rechazo senatorial del DNU mostró el error que suelen cometer no pocos gobiernos cundo sufren algunas derrotas: la victimización. Sobreexpuso al presidente a brindar un conjunto de notas diarias en medios afines, y potenció el canibalismo de atacar a la vicepresidenta Victoria Villaruel, porque había habilitado una sesión sobre la que ya no tenía demasiados elementos reglamentarios para seguir posponiendo.

Desde plantear las dudas sobre su sexualidad, pasando por la acusación de traidora y al pedido de que debía ser colgada de la plaza, el combo comunicacional de redes expuso una violencia que ya es de manual y que obligó a la presidenta del Senado a grabar un discurso institucionalista donde trataba, otra vez, de deslegitimar la figura de Cristina Fernández de Kirchner, recurso que siempre puede “garpar” para cierto antiperonismo genético.

https://twitter.com/GugaLusto/status/1768613722988187963

2.      De la atomización radical

La llegada de Martín Losteau a la conducción de la Unión Cívica Radical, pareció darle una nueva impronta al histórico partido. Lejos del perfil de un cada vez más desgastado Gerardo Morales que, a fuerza de convertirse en un emperador norteño ha terminado en el papelonezco rol de defender una mal entendida hombría, a partir de los rumores que circulan en la bella Jujuy; la llegada del ex ministro de Economía suponía una renovación que traería otros aires. Su voto de rechazo al DNU confirma todo lo contrario.

El partido, que gusta verse a sí mismo como una garantía de cierta institucionalidad democrática, durante la semana emitió un comunicado que, de alguna manera, trataba de ser el sostén político de ese rechazo. El punto en cuestión es que la conducción dijo una cosa y buena parte de los conducidos dijeron otra, reflejando los límites que enfrenta el propio Losteau, que no sólo debió soportar el ataque de trolls y de periodistas generosamente cercanos al oficialismo, comentando situaciones personales y haciendo análisis psicológicos de inexistente valor; sino que fue alcanzado por el cuestionamiento público de dirigentes de la talla de Rodrigo De Loredo, presidente del bloque radical en la Cámara de Diputados y de Alfredo Cornejo, gobernador de la provincia de Mendoza.

El episodio del DNU sirvió para mostrar que el partido se enfrenta a un presente político de contar sin una conducción que sintetice una idea común; lo expone a una serie de contradicciones históricas ya que, si se pretende erigir en el partido de la institucionalidad argenta, poco se entiende que unos cuantos referentes apoyen semejante esperpento jurídico, que no ha contado con el aval de ningún constitucionalista (de fuste y de los otros) y que viene a demostrar que la estrategia de escudarse detrás de la fortaleza que, en otros tiempos, representaba la escudería Juntos por el Cambio, ahora que esta feneció, de poco sirvió para salir más fortalecidos.

https://twitter.com/Senadores_Todos/status/1768407667758821451

3.      De la (hipotética) unidad del PJ

Sabido es que el peronismo sufrió una derrota trascendente en las elecciones de noviembre. A lo largo de su historia, ha ejercido una práctica política donde los traspiés electorales rápidamente encuentran un padre sobre el que hacer recaer responsabilidades (ejemplo del machirulismo de otros tiempos). En el medio de ese proceso, el cual incluye los nombres propios de Alberto Fernández (presidente), Sergio Massa (candidato) o Cristina Fernández (vicepresidenta y jefa política de una minoría intensa), el partido trata de exponer la representación de aquellos sectores que peor la pasan (y pasarán) con el modelo económico libertario.

En esta instancia de debilidad, el deterioro que comentamos puede servir de articulador de un fortalecimiento a partir de una única verdad que hoy puede sintetizarse en algo muy simple: sabe lo que no quiere.

El rechazo a la ley ómnibus y al DNU sirve para mostrar una mínima identidad que no es poco para los tiempos que corren, más allá de las diferencias de posicionamiento que puedan exigir los gobernadores que deben gestionar sus territorios y los cantos de sirena que siempre están a la orden del día en un peronismo derrotado y que supone la reinterpretación histórica de lo que éste debería hacer de parte de personajes ya grotescos como Miguel Angel Pichetto y Guillermo Moreno.

Los dos tienen la particular virtud de explicarnos al conjunto de los argentinos lo que el peronismo tendría que realizar, desde una posición bastante relativa de su peso político. El primero, porque luego de haberse disfrazado de cambiemista, no son pocos los que comenzaron a mirarlo de reojo en su capacidad de liderazgo legislativo, dado que en la semana que se va, no logró unificar el voto de su bloque en cuanto al intento de ir por una reforma de la ley previsional; y el otro, porque más allá de su histrionismo y rol de panelista televisivo, émulo del recorrido mileista, hace escasos siete meses, no alcanzó el mínimo establecido (más del 1.5% del padrón) para participar de las elecciones generales a presidente. Una cosa es tener visibilidad y otra muy distinta, espesura política.

En el derrotero cotidiano, el canibalismo desarrollado se construye desde la mayor de las orfandades para el conjunto de los actores, apostando a un pleno en el casino. Bien lo saben Villarruel y Lousteau, que han sufrido las consecuencias de exponer diferencias con parte del sistema que los contiene.

Milei apuesta todo al déficit cero y a la baja de la inflación a cualquier costo; el radicalismo, que extraña el cobijo de Juntos por el Cambio, se divide entre la cercanía y la distancia al Ejecutivo, siendo no pocos dirigentes, definitivamente funcionales al esquema libertario; y el peronismo, intenta reconstruirse de la oposición a un modelo económico que ya extraña los índices del reaparecido Martín Guzmán. Así de simple, así de severo. Queda en el pendiente la realidad de los amarillos de Mauricio Macri. Pero para ello, ya tendremos tiempo…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 17 Mar 2024 12:02:25 -0300
Puntos de encuentro https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6807-puntos-de-encuentro https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6807-puntos-de-encuentro Puntos de encuentro

Yo soy el error de la sociedad,
soy el plan perfecto que ha salido mal.

Vengo del basurero que este sistema dejó al costado,
las leyes del mercado me convirtieron en funcional.
Soy un montón de mierda brotando de las alcantarillas,
soy una pesadilla de la que no vas a despertar…

“La Violencia” - Agarrate Catalina

Peligrosa y (ahora sí) efectivamente, buena parte de la política argentina se empieza a parecer a una instancia del todo o nada. Si las teorías sistémicas nos enseñaron que las distintas dimensiones de la vida social se retroalimentan entre sí, bien vale preguntarse si existe algún punto de encuentro entre el drama social que vive nuestra querida Rosario, y el dislate político con el que convivimos cotidianamente, desde hace casi tres meses, a partir de la llegada libertaria al poder. No se trata de asignar culpas de problemas estructurales a flamantes autoridades (algunas no tan flamantes), sino de dejar la pregunta planteada, para que cada uno responda para sí lo que le parezca, y a la vez, poder descubrir algunas circunstancias que, vistas de lejos poco tienen que ver entre sí, pero que cuando rascamos el fondo de la olla, aparecen nexos que dicen mucho de este tiempo. Recorrido por una semana de angustia y dolor social, pero con la inestimable esperanza paralela que se vistió de violeta en una tarde de viernes. Pasen y vean. Son todas y todos bienvenidos.

La semana política a nivel nacional había comenzado con los análisis del “día después” de la propuesta mileista en el seno de la Asamblea Legislativa y que realizaba una convocatoria al conjunto de los gobernadores, a los fines de comenzar a diseñar una especie de hoja de ruta que los lleve al Pacto de Córdoba, el cual debería concretarse (el potencial nunca tuvo tanta relevancia) el día 25 de Mayo.

Fiel a su estilo, el oficialismo fue y vino con las  formas que tendría el encuentro: con la presencia del presidente y todos los gobernadores en una mesa común, con un esquema de reuniones por regiones y atendidos por algunos ministros, con las dudas de si efectivamente asistiría el conjunto de los mandatarios provinciales y, la que finalmente terminó prevaleciendo, que fue la de un encuentro común con el Jefe de Gabinete Nicolás Posse y el Ministro del Interior Guillermo Francos. Para confirmar su desprecio hacia esas formas que tanto detesta, el presidente ni siquiera pasó a saludar.

Del encuentro, más allá de los dichos de ocasión, se sabe más o menos lo mismo que la semana anterior cuando Javier Milei hizo el anuncio: si se desea tener una relación relativamente armónica con el Poder Ejecutivo a nivel nacional, los gobernadores deberían garantizar a través de la conducción sobre los legisladores, que éstos aprueben una remozada ley ómnibus que ahora dispondrá “sólo” de 190 artículos y no casi de 700 como en la versión original y que, además, dejen correr el DNU 70/23. A cambio, el oficialismo ofrece la re implementación del impuesto a las ganancias de la 4º categoría, el cual es coparticipable y que plantea no pocas resistencias de parte de los interlocutores de ayer, además de las centrales de trabajadores que ya empiezan a elucubrar la idea de un nuevo paro general.

El escenario es más o menos sencillo: no son pocos los gobernadores que necesitan caja y a partir de esas carencias, veremos posicionamientos inevitablemente cercanos a los proyectos libertarios. El ejemplo del tucumano Osvaldo Jaldo es por demás de representativo: con una de las arcas más escuálidas, ayer se convirtió en el vocero de la reunión, mostrándose muy bien predispuesto a un entendimiento con el oficialismo nacional. Si en el medio es mirado de manera desconfiada por lo que hoy pueda representar el modelo nacional y popular o si las medidas oficialistas son inviables socialmente en el mediano plazo, eso es harina de otro costal. Como nos hemos acostumbrado a escuchar los futboleros en los tiempos que corren: “esto es por plata” y no deben esperarse posicionamientos que no queden circunscriptos a esa lógica.

En el detalle de la plata radica el apuro de reivindicar un superávit fiscal en el mes de enero que, a poco de transitar marzo, supimos que en febrero dejó de ser tal. La licuación de salarios y jubilaciones, más la eliminación de aportes esenciales para la asistencia social, como así también las llamadas trasferencias discrecionales a las provincias, limitaron el festejo de unos pocos días. La realidad no es un dibujo, más allá de los apuros.

Pero si una confirmación dejó el discurso presidencial del 1º de marzo y que, humildemente, comentábamos aquí el fin de semana anterior, es que el llamado al diálogo le permitió ganar tiempo al gobierno. En la semana que termina, mientras nos entretienen con las peleas vedetongas respecto del aumento de la dieta de los legisladores, y cuando el presidente se enfrenta a un nuevo escándalo por haberse auto asignado un aumento de sueldo que intentó ocultar, casi ni abordó la idea que hace apenas diez días había cobrado mucha fuerza, y que refería a que el Senado de la Nación se aprestaba a desaprobar el DNU antes mencionado.

https://twitter.com/CasaRosada/status/1766218231251873838

En el medio, y como para no perder la costumbre, el oficialismo en su conjunto no se privó de realizar unas cuantas provocaciones, las cuales alimentan un malestar social que naturaliza de manera cada vez más firme la idea de que nuestro devenir se reduce a un todo o nada. Tuvimos el efectivo cierre de Télam, con la consecuente presencia de ciudadanos que se identifican como libertarios y se movilizaron hasta el edificio para saludar la medida; al presidente volviendo a la escuela que lo formó, dando un discurso indigno ya no de su envestidura sino de la condición humana, hablando con adolescentes cual encuentro en un asado de amigos y mostrando una inexistente empatía al burlarse de dos alumnos que tuvieron “la mala idea” de desmayarse; y, para completar el cuadro, demostrando la distancia que existe con las luchas de los feminismos, desde el gobierno el día viernes, justamente en el Día Internacional de la Mujer, se anunció que el Salón de las Mujeres en la Casa Rosada, sería cambiado por el de los Próceres, y vaya sorpresa, además de ser todos hombres, aparece reivindicada la figura de Carlos Menen. Una doble provocación que define muchas cosas.

En el relato oficialista nacional la eliminación, lisa y llana del otro, cada vez resulta más celebrada. Incluso, al punto de quedar en el ridículo, como en el ejemplo de hace unos días, cuando la ministra de Seguridad saliera a celebrar la baja de asesinatos en las calles de Rosario para los meses de enero y febrero.

Los oficialismos nacional, provincial y municipal, que representaban la buena noticia de “estar en línea”, en un contexto de depreciación económica, necesitan como el agua imponer otro escenario. Problemas con el transporte, medidas de fuerza de trabajadores estatales y las incipientes señales de conflictividad en el ámbito laboral, son las consecuencias naturales de un modelo de acumulación que, cada vez que se impuso en el país, Rosario y su zona de influencia, siempre resultaron invariablemente afectadas.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1763360327138156950

Para el año 2023 nuestra región mostraba que el mayor problema de sus habitantes residía en que aquella promesa perottista de “Paz y Orden” no se había cumplido. En un nivel de deterioro creciente, buena parte de la campaña electoral se sustanció en la lógica comparación con el período anterior, el cual mostraba una mejor realidad social, habilitando primero el triunfo interno de Maximiliano Pullaro sobre Carolina Losada y luego, con un espectacular 58%, en la general del mes de setiembre.

Desde el día uno de gestión, el hughense trató de dar una señal de fortaleza política. Si, supuestamente, el nudo gordiano de la violencia narco en las calles de Rosario, se fundamentaba en los dispositivos de comunicación que, ilegalmente, se desarrollaban desde las cárceles, el flamante gobierno interpretó, que eso debería cortarse de cuajo. Y para ello, no dudó en imponer un accionar que lejos está del cumplimiento de los protocolos internacionales de tratamiento sobre los reos. Para completar la vuelta, copió el modelo de construcción audiovisual de Nayib Bukele que, según parece, ha sido muy efectivo en la reducción de los índices de criminalidad salvadoreña, pero al costo de imponer un modelo ilegal de control.

El gobierno provincial, cuando hasta hace unos días celebraba la reducción del número de asesinatos en Rosario, confundió las formas con la sustancia. Si el actual presidente centroamericano fue efectivo, con todo su fascismo a cuestas, no lo fue porque mostrara las imágenes del maltrato de los detenidos. Pullaro empoderó a fuerzas de seguridad que están severamente sospechadas y que, vaya casualidad, la propia ministra multipartidaria le acaba de pedir que haga la consecuente depuración. La confirmación de que las muertes de los taxistas fueron realizadas con la misma arma y que las vainas encontradas pertenecen a la policía santafesina, oscurecen más el panorama.

El gobernador y no pocos (y pocas) dirigentes a los que conduce, si uno mira con proyección retrospectiva, resultan una rara avis para cierto recorrido político. Hijos de la generación que vieron en Raúl Alfonsín un ejemplo de lucha política, criados bajo el cobijo de una Franja Morada universitaria que supo enfrentar por igual al vaciamiento menemista y a los recortes que Ricardo López Murphy intentó diez años después, no han dudado en operar políticamente a favor del libertarismo, en reconocer que están dispuestos a negar el cumplimiento de los derechos humanos en las cárceles santafesinas y en aliarse con la derecha más rancia que haya operado, en nombre del liberalismo, por estos confines del mundo.

Si para Alfonsín, Mauricio Macri era el límite, para este renovado radicalismo (y parte del Partido Socialista) no lo es, ya que no duda en declarar al hijo de Franco como huésped de honor de la provincia,  dado que habría sido una pieza fundamental del entramado que le dio vida al frente Unidos para Cambiar Santa Fe. Poco importaron los puestos de trabajo perdidos, el endeudamiento exponencial, el sistema de espionaje construido, el Lawfare desarrollado y los casos de corrupción que han servido para hacer aún más poderoso al propio Macri.

https://twitter.com/maxipullaro/status/1765546076432408801

En la desorientación e impacto que produjeron los hechos de violencia en Rosario, rápidamente los oficialismos salieron a imponer la idea de que son producto de esa dureza contra los jefes narcos detenidos. Pero en honor a la verdad, hay que hacer dos salvedades que relativizan esas afirmaciones: varios de los presos no están encerrados en cárceles provinciales y de lo poco que se sabe hasta ahora, en ninguno de los asesinatos la fiscalía ha informado que se tenga alguna certeza de los móviles de los crímenes. Por eso es fundamental relativizar las afirmaciones oficialistas, que, hasta ahora, sólo se basan en presunciones.

El libertarismo nacional y el oficialismo provincial tienen algunos puntos de encuentro. Las necesidades de caja, una mirada común en algunos aspectos de la cuestión de seguridad, una retrospectiva benevolente sobre la administración 2015 - 2019 y una manera de abordar las discusiones paritarias que exponen a trabajadores de la gestión pública al deterioro de la consideración general.

En el medio, los lazos sociales parecen comenzar a deshilacharse en la lógica del todo o nada. En qué medida Milei es el vehículo que canaliza cierto terraplanismo político y social que ya estaba instalado en la sociedad y en cuanta el presidente aparece como un productor con contenidos propios, es una pregunta que puede servir para intentar salir de este laberinto en el mediano plazo, pero que poco importa en la urgencia del presente.

El riesgo de la ruptura del contrato social se hace cada vez más evidente. La explicación del dirigente rosarino de la UTA Sergio Copello, en la fundamentación del paro por tiempo indeterminado ya ha dejado de ser un llamado de atención para convertirse, insisto, en un drama donde que cada uno apuesta por el sálvese quien pueda.

En las letras de La Catalina, aparece el emergente de un mundo injusto y desigual y que, en el caso rosarino, ningún funcionario con responsabilidades específicas parece darse cuenta que en los barrios, el drama del narcotráfico no se resuelve solamente con formas represivas. Pero no me haga caso querido lector, estimada lectora, en algunas ideas, este analista está a contramano de los tiempos que corren.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 09 Mar 2024 23:39:48 -0300
Fugacidades https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6806-fugacidades https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6806-fugacidades Fugacidades

No es una noche más,
es una noche de fuego,
fuegos de artificio.
Entre llantos y decepción
humo y gritos marionetas del terror.
Decisiones sin saber,
noche eterna, pesadillas del poder…

Los violadores

La imagen que acompaña la portada de éste artículo, nada tiene que ver con la idea de festividad que suponen los fuegos de artificio ya que no son tiempos de celebraciones ni mucho menos. Refiere a una especie de síntesis con la que convive la política argentina en estos tiempos: mucho brillo, buena parte de explosividad y efectivamente fugaz. Mientras la matrix empieza a tomarle el pulso al líder libertario, que en sus primeros 83 días de gestión padece una segunda derrota política de relevancia y el círculo rojo mediático intentará imponernos la idea de un Javier Milei de capacidades extraordinarias, subyacen ciertas características que tienen mucho de lo que podríamos llamar como humo electoral. El problema es que la campaña terminó hace algunos meses y es hora de gobernar. Recorrido por días de cotillón y fantasías varias. Pasen y vean. Como siempre, y ahora que nos prohíben el inclusivo, son todes bienvenides.

El discurso de apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación (y todo lo que lo rodea) refleja una buena síntesis del momento político y social que vive el país. A favor del espacio libertario debe decirse que supo guardarse el secreto de la “propuesta” que apareció al final del mismo. Ni fin del cepo, ni dolarización con fecha de inicio, ni intervención federal a ninguna provincia díscola: la novedad vino de la mano de la convocatoria a un acuerdo con el conjunto de los gobernadores intentando, otra vez desde una gestión que recién se inicia, recrear la idea de un pacto fundacional que “alumbre” el camino para las próximas décadas.

El discurso parece reflejar una buena síntesis de lo que viene sucediendo desde el 10 de diciembre. Muchos números falsos: proyección de los niveles de inflación y de lo que (supuestamente) se habría evitado, datos de la educación y estado de la administración nacional a partir del informe que, anual y obligatoriamente, ejerce la SIGEN desde su creación.

Fuego de artificio declarativo que esconde la debilidad estructural que padece el libertarismo en el plano institucional de la política local. Sin gobernadores que le respondan directamente, con sólo un 15% de representación política en ambas cámaras, Milei se las ingenia, chequera en mano (o claves digitales a disposición para transferir, no parezca tan viejo señor articulista), para ocupar el centro del espacio a fuerza de crear enemigos de importancia relativa, insultando y violentando al conjunto de la sociedad.

En el camino ya se comió dos derrotas institucionales de fuste, demasiado contundentes para ignorarlas y para dejar de mensurar que ocurrieron en el período que se da por sentado, resulta de una mayor gracia a su favor. El mal manejo legislativo libertario de la ley ómnibus y el conflicto con la provincia de Chubut, encarnado en la figura de su gobernador Ignacio Torres, reflejan los límites a los que se enfrenta el padre de Conan.

De a poco se comienza a conocer su estilo: el presidente se hace el loco pero no lo es. En ambas circunstancias comentadas actuó de la misma manera. Aceleró con quinta a fondo, se asomó al precipicio y cuando se expuso a una derrota irremediable y contundente, bajó los decibeles del ruido, y trató de fortalecerse desde lo no logrado.

https://twitter.com/OPRArgentina/status/1763737159779983703

Si a la derrota legislativa por la ley ómnibus, que incluyó la vuelta del proyecto a comisión, le siguió la reinterpretación de que todo era parte de una estrategia premeditada para exponer a la “casta que se opone al cambio”; el caso Chubut se cierra, luego del fallo judicial que le asistió razón al joven gobernador y la consiguiente transferencia de fondos que no fue publicitada, con la convocatoria al pacto de Mayo en la provincia de Córdoba.

En el medio el presidente no se priva de los insultos a sus enemigos, en la cara y en la casa de ellos y con invitados especiales, quienes estoica e inteligentemente, soportaron sin responder cada una de las diatribas presidenciales.

En el medio y dicho como al pasar, hubo un escenario televisado por la cadena nacional que, en ausencia de un relato democrático, sólo mostraba las celebraciones de sus partidarios en un plano tan corto, que uno imagina que el camarógrafo en cuestión, tuvo muy poco trabajo efectivo. No hubo ninguna gestualidad opositora para reflejar, y si alguien llegado desde el exterior, desconociera el día a día de la política nacional, bien podría pensar que la oposición legislativa no había asistido al convite. El único lujo que pareció permitirse la transmisión oficial fue la imperturbabilidad de los cuatro jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

El discurso hizo mucho hincapié en la supuesta herencia recibida que, en el modelo libertario, no se circunscribe sólo a la gestión precedente del Frente de Todos, sino que se proyecta a los últimos cien años, macrismo incluido, donde se romantiza un tiempo social de exclusión y miseria que dejaba afuera a las grandes mayorías, falseando datos y fomentando el mito de la Argentina granero del mundo que, de acuerdo a no pocas investigaciones científicas, jamás existió.

Por otro lado, y mientras se siguen conociendo encuestas que reflejan una caída de la imagen presidencial, los dichos de Milei solo hicieron una escueta referencia a lo que está sucediendo con el día a día de los argentinos, en cuanto al encarecimiento de la vida cotidiana, y pidió paciencia, no dejando de señalar que aún falta lo peor. La referencia a un futuro venturoso solo puede apalancarse en una dimensión que se escinda del deterioro material y es por ello que la recurrencia al argumento de la casta política es puesta, una y otra vez, en el centro de la escena.

La novedad de los dichos presidenciales reside en el segmento final (ya lo habían dejado trascender sus voceros mediáticos ad hoc), cuando, luego de una serie de afirmaciones ofensivas, realizó una convocatoria a un gran acuerdo nacional previa aprobación de una, ahora sí, reflotada ley ómnibus que nadie tiene del todo claro en sus alcances. Tampoco queda muy iluminado si la “genialidad” presidencial de presentar una mega ley que luego, cuando estaba por quedar diluida, sirvió para exponer a la casta; porqué ahora el mismo proyecto queda reflotado.

El cambio de estrategia obedece a las carencias del Ejecutivo nacional que, no casualmente, pueden verse como espejo de la realidad de los gobernadores. La necesidad de acuerdo son mutuas ya que en el caso de un hipotético desfinanciamiento a las provincias, y el consecuente incendio allende la avenida General Paz, alcanzaría a todas las partes. Una adenda como al pasar: en la semana, la inteligentzia trollista libertaria, ensayó una encuesta vía X, donde se preguntaba quien tenía razón en la disputa entre Milei y Torres. Ganó el segundo 60% a 40%. Fin.

Por ello la disputa con el chubutense en particular y con los gobernadores patagónicos en general, que rozaban la ridiculez de la vuelta a un estadio previo al Pacto de San José de Flores, no deben verse más que como parte de la fugacidad de los fuegos de artificio. Las señales brindadas en las últimas horas por los diez gobernadores de Juntos por el Cambio, más la del cordobés Martín Llaryora, parecen (y sólo eso), referenciar un tiempo de tregua.

Pero hay un segundo aspecto que va más allá de que la necesidad tiene cara de hereje y es el que refiere a la coincidencia ideológica, que ya hemos comentado en artículos anteriores, en todo el espectro de la derecha argentina. En los 10 puntos que pretende el libertarismo como punto de inicio de un nuevo tiempo social, reside buena parte de la prédica cambiemista de antaño, espacio político que (esto dicho como segunda adenda), se enfrenta al serio riesgo de una licuación si Milei logra consolidarse políticamente.

https://twitter.com/CasaRosada/status/1764048922010358189

Pero el pacto también tiene un problema de raíz. No está concebido como parte de un acto que supone una discusión generosa y que termina alumbrando una serie de enunciados: sería el paso final (elucubrado por el libertarismo gobernante) que requiere de la aprobación previa de los mamotretos jurídicos ya comentados y que devendría, como promesa futura, en un alivio fiscal para las provincias. Este procedimiento resulta claramente extorsivo y pretende, como un paquete cerrado, ganar en legitimidad sin ningún tipo de revisión. Es un acuerdo sujeto con fórceps, concebido con una errónea conceptualización mileista que cree contar con un cheque en blanco, a partir de su triunfo en el balotaje de noviembre.

En resumen, el oficialismo trata de ganar tiempo ya que se enfrentaba a un inminente rechazo del DNU 70/23 en la cámara alta, cuyos legisladores ahora probablemente revisen su accionar para adelante, teniendo en cuenta la supuesta instancia de negociación que se les abren a los gobernadores y que, en muchos casos, resultan sus jefes políticos.

En el procedimiento, por ahora novedoso para las formas libertarias, Milei toma una bandera cara a cierto infantilismo político que siempre tiene como aspiración, el máximo deseo de lograr un acuerdo que incluyan unos pocos puntos que, supuestamente, permitiría sacar al país del atraso, dejándolo escrito y publicado para la posteridad. Una especie de Pacto de la Moncloa de estos confines del mundo. Ya lo intentó Mauricio Macri con el fenecido consenso fiscal de 2017, que imponía una serie de transformaciones fiscales al interior de las provincias, que el mundo amarillo vivió como un triunfo pero que, la profundizada crisis económica del año siguiente, le dio un baño de realidad.

Los acuerdos pueden condensarse en la realidad de la superestructura política y económica. Podrá imponerse (o no) desde la fortaleza de la caja del Estado nacional y de las carencias de no pocos Estados subnacionales, pero hay una segunda instancia, esa que refiere a la calidad de vida material de los argentinos que no parece enfrentar en el mediano plazo más que sufrimiento y miseria. Cuánto de eso podrá sostenerse en el tiempo, sin asistir a un deterioro tan marcado que transforme en letra muerta cualquier tipo de acuerdo suscripto por arriba, es un verdadero misterio que ningún protagonista ni analista puede avizorar. Si la historia reciente sirviera de algo, vale decir que esa celebración macrista que se combinó con el buen resultado electoral de 2017, fue el sustento para imponer una reforma jubilatoria que se transformó en piedra de toque de la debacle macrista de 2018 y 2019.

La estrategia libertaria parece haber dado sus frutos. En un contexto donde algunas disputas que parecen gravosas, se sustancian con el fuego de artificio de las redes, Milei tiró la línea lo suficientemente lejos, como para darle algo de aire, también, a sus potenciales aliados que, en definitiva y en tren de ser honestos, sólo aspiran que la tensión se sustancie en la misma antinomia de los últimos 78 años: peronismo / antiperonismo. Si buena parte de la oposición amigable tolera insultos, maltratos y ninguneos, ello obedece a no quedar pegados, por ejemplo, en una votación parlamentaria con el bloque, vaya casualidad, que resulta mayoritario.

Dicen Los Violadores, protagonistas del epígrafe de hoy, que en una noche de fuegos de artificio se tomaron decisiones sin saber. Tal vez nuestra resiliencia pueda impedir las pesadillas del poder. Solo tal vez.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 03 Mar 2024 13:40:00 -0300
Caballos de Troya https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6805-caballos-de-troya https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6805-caballos-de-troya Caballos de Troya

"Contame (decime donde empieza tu libertad),
decime (y se termina la mía).
Decime adonde llega tu libertad,
que no pise la mía, que no pise la mía"

Decime - Bersuit Vergarabat

Cuenta el mito antiguo, que los griegos, al no poder destruir la amurallada ciudad de Troya, habiendo llevado adelante una guerra que duraba diez años, pudieron lograr su objetivo regalando a los defensores, un enorme caballo de madera que tenía en su interior a un grupo de guerreros seleccionados que fueron los que lograron habilitar el ingreso de los invasores. Desde los tiempos inmemoriales en que la historia fue conocida, se ha utilizado al hecho (poco importa si existió o no), como una clase magistral de simulación y engaño que sirve al logro de otros fines, a veces inconfesables de primera mano.

Una legítima pregunta para los días que corren en la Argentina es aquella que se plantea cuánto de caballo de Troya y cuanto de verdad hay en un supuesto e inminente acuerdo con un sector de la oposición que le otorgaría cierta gobernabilidad política al libertarismo o en el episodio de un presidente de la Nación violentando y hostigando vía redes a una de las artistas más convocantes del país que, vaya casualidad, es una mujer. Promediando febrero, nada parece tan definitivamente claro. Pasen y vean. Resumen de una semana donde esa libertad a la que nos acostumbramos, comienza a ser repensada a partir de acciones y testimonios. De las inteligentes y de las otras. Entren. Pases y boletos gratis para todos y todas. Aunque se terminen los subsidios.

Si a finales de la semana anterior, el acuerdo La Libertad Avanza – PRO era inminente, siete días después nadie está del todo seguro de cómo se va a plasmar en la realidad. Conscientes de las necesidades de ambas partes, en la “pública” el presidente Javier Milei sigue haciendo gala de un estilo que desconcierta a propios y extraños y que le costó, entre otras cosas, la derrota legislativa por la ley ómnibus. El libertario habilita instancias de negociaciones, le da margen de discusión y de acción a sus operadores pero cuando llega el momento de suscribir las coincidencias, el primer mandatario desautoriza a los cercanos y sale a romper públicamente cualquier atisbo de acuerdo.

En un encuentro con tres imitadores periodísticos que resultó televisado y donde Milei no perdió oportunidad de mostrar su intemperancia crónica, levantando la voz ante preguntas simples que no debían más que permitir su lucimiento, desechó que algunos nombres propios como el de Martín Menem, puedan perder relevancia institucional a partir de los deseos de Mauricio Macri.

Como cualquier acuerdo, este, que por ahora parece ralentizado, tiene sus propios límites. No se trata solamente de nombres y de la posibilidad de una mayor gobernabilidad: se trata de quién ejercerá el poder a partir de su puesta en práctica. Ya no es la discusión por el programa, dado que la ideología es coincidente y ya sabemos del deseo macrista por el shock, sino por descubrir quién gobernaría y con qué condiciones.

La discusión es de poder en un contexto donde la fuerza amarilla tampoco las tiene todas consigo: Juntos por el Cambio está definitivamente roto, el radicalismo aún trata de procesar la reconfiguración que supone éste tiempo y Macri trata de recuperar legitimidad y liderazgo político en un partido que, a la vez que supo construir también supo dinamitar.

Ya no se trata de que, si se diera el acuerdo, gobernarían los que salieron terceros, sino una facción que, ante la inmejorable oportunidad de ocupar estratégicos lugares de poder institucional, no duda de mirar para otro lado ante un cúmulo de medidas y decisiones que poco tienen de republicanas, democráticas y de respeto por los otros. Tampoco importan ciertas sobreactuaciones como las de Diego Santilli que mientras sale a denunciar la corrupción que supone el desarrollo de festivales donde intervienen artistas populares, omite el haber formado parte de la gestión de un gobierno que auspició con fondos públicos la llegada del Ravi Shankar. Una doble vara a la derecha por favor.

Louis de Caullery -
Louis de Caullery - "El saqueo de Troya"

A contramano de la inmediatez libertaria, la cual se ejemplifica en la obsesión twitera del presidente, quien dedica no pocas horas de su tiempo a repostear y dar faveos de todo tipo a usuarios reales y de los otros, (seguir la cuenta @esoesnulo); la aparición semanal de Cristina Fernández de Kirchner pareció querer diferenciarse desde el fondo pero también desde las formas.

Con un texto de 33 páginas, abordó el tema de la deuda, hizo una descripción de sus distintos ciclos y, otra vez, pareció adolecer de una autocrítica más contundente por su pertenencia al gobierno que condujo Alberto Fernández. Aunque ya no marque la agenda como antaño, la ex presidenta sigue teniendo la suficiente centralidad como para que, a partir de allí, buena parte del sistema político activara en su rededor.

La mayor virtud del texto de Cristina, radica en lo que ofrece para adelante en cuanto a la necesidad de re discutir una serie de temas que poco tienen que ver con la experiencia de la década ganada. Interpelar al peronismo respecto de temas como educación y salud, donde ya no parece alcanzar con garantizar determinadas porciones del presupuesto; reinterpretar lo que supone la idea de Estado presente; ampliar el número de empresas públicas que combinen el modelo público – privado y romper con cierta rigidez del mundo laboral; parecen debates necesarios para el tiempo que viene.

La velocidad con la que el libertarismo intenta imponer los cambios, comienza a mostrar, en paralelo, una demanda cada vez más creciente de las bases del movimiento nacional y popular, que reclaman por la aparición de liderazgos que conduzcan el proceso y aquí parece prevalecer un tiempo con distintas sincronías.

Hay que recordarlo efectivamente: hace exactamente tres meses se perdía una elección. Ni siquiera hemos superado el período de lo que otrora fuera llamado como “luna de miel”  (que ya hemos comentado desde esta columna que no existe para la gestión mileista) y es esa misma dirigencia la que, derrotada y cuestionada, según no pocos ciudadanos y ciudadanas, ¿debería encabezar una cruzada anti libertaria? Difícil que esa circunstancia termine resultando virtuosa. Los liderazgos no se construyen mágicamente, aunque los tiempos sociales de las minorías (y eso somos hoy, una minoría) exijan otra respuesta.

Basta revisar lo actuado hasta aquí: se han diseminado cacerolazos, las centrales obreras articularon la masividad de un paro que fue la antesala de una derrota legislativa pocas veces vista, las asambleas barriales comienzan a tomar forma y nos predisponemos a sendas marchas como las del 8 y del 24 de marzo que, como hace muchos años no se producían, confluirán en una sola movilización. Tal vez, más que nunca, el poeta tenga razón: “crece desde el pie”.

Giovanni Domenico Tiepolo - La procesión del caballo de Troya
Giovanni Domenico Tiepolo - La procesión del caballo de Troya"

Esa demanda tiene una absoluta racionalidad, la cual se fundamenta en una arrogancia política que viene acompañada de justas dosis de ignorancia, violencia y en no pocos casos de misoginia. Lo cual viene a cuento de la falaz discusión sobre la realización en la Argentina de festivales donde actúan artistas populares.

La ignorancia, al nominar el costo de lo que un artista cobra y que, por ende eroga el Estado, radica en desconocer el circuito virtuoso que generan esos eventos. Bien lo explicó el gobernador de Córdoba Martín Llaryora a la hora de defender la industria festivalera: ganan los hoteleros, los restó, los dueños de las estaciones de servicio, los proveedores de excursiones turísticas y, cómo no, los comercios regionales. Buena parte de esas actividades tributan impuestos al Estado y ese gasto inicial termina siendo mucho menor a partir de esa rueda que se pone en marcha.

La violencia se expresa en que todos los artistas que intervinieron en festivales, resultan definidos como ladrones que le han robado al pueblo. Desconocen que, muchas veces, la magnitud de algunos espectáculos impide que muchos ciudadanos y ciudadanas puedan consumir esos productos. Es tan grave el proceso persecutorio, que se olvida que la propia pareja del presidente ha formado parte de esas mismas estructuras y modos de difusión de la cultura que el libertarismo denosta.

Y la frutilla del postre resulta ser el ataque a un personaje artístico que trasciende edades, sectores sociales y nacionalidades. Pareciera ser que, si Donald Trump tuvo su Taylor Swift, Milei necesita su Lali Espósito y a un conjunto importante de mujeres para ser atacadas y menospreciadas como forma de legitimación entre sus huestes. Hay una deficiencia innata en el mundo libertario: no comprende que el arte siempre (pero siempre) pervive, mientras que los dirigentes políticos son fusibles de un tiempo particular.

Pero tal vez el eje a revisar sea otro, y debamos dejar de pensar que ciertas discusiones y la virulencia con que el oficialismo las desarrolla, sean el caballo de Troya que habilita la transformación degradante de la Argentina. Propongo pensar al propio Milei como el equino de madera que habilitaría una irrupción de un capitalismo pre decimonónico que utiliza al fascismo como una herramienta en una mano y a la dolarización en la otra. De hecho, los historiadores y antropólogos, si bien reconocen el dato histórico de la invasión de los griegos, nunca encontraron los restos del caballo. ¿A alguien le importa?

La libertad declamada poco tiene de real cuando viene acompañada de violencia represiva. Y en un país con las tradiciones como la Argentina, la revolución que quiere imponer el libertarismo no termina exenta de sangre y fuego. Una canción, “Decime”, publicada en enero de este año se hace una pregunta que no resulta nada inocente: “decime donde empieza tu libertad y termina la mía”. Tal vez, no todos tengan la respuesta.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com ((*) Miguel Gómez) Opinión Sun, 18 Feb 2024 12:45:23 -0300
¿La ven? https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6804-la-ven https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6804-la-ven ¿La ven?

"¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?,
cuando la mentira es la verdad.

La prensa de Dios lleva poster central,
el bien y el mal definen por penal…"

Divididos - Qué ves

El fin de semana anterior nos preguntábamos si la aprobación en general del ahora fenecido proyecto de Ley “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”, era el resultado de una victoria pírrica o una derrota disfrazada. A poco más de dos días lo supimos: ni Pirro de Epiro ni disfraces (pese al carnaval vigente). El oficialismo libertario supo auto infringirse una derrota lo suficientemente contundente como para haber sacudido el tablero político institucional de una manera tal que, una semana después, cuando abordamos éste análisis en una húmeda mañana sabatina, ya se empieza a especular con una serie de cambios gubernamentales que impondría la idea de un inminente gobierno de coalición. El tiempo sigue pasando veloz y las pocas certezas que había sabido construir el sueño libertario deberán (parece) comenzar a reconfigurarse más temprano que tarde. Entre a mi pago amigo: recorrido por días de caprichos y enojos al por mayor. Sean todos bienvenidos y bienvenidas.

La semana había comenzado con la expectativa e incertidumbre de lo que podía suceder en el recinto de la Cámara de Diputados cuando se tratara en particular la ley ómnibus. Desguazada en su volumen (pasó de contar con 664 artículos a discutirse algo menos de 200), pero no en su esencia, la atención y la tensión estaban puestas en los tres factores de interés excluyente para el gobierno: las facultades delegadas, las privatizaciones y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Al decir de las voces más experimentadas que trajinan los pasillos del Congreso, el mamotreto jurídico tenía como uno de sus principales déficits la enumeración de un sinfín de incisos que, al votarse de uno en uno, no habiéndose logrado los acuerdos previos necesarios, mostraban una sesión donde la gran mayoría de las votaciones habían comenzado a mostrar a un oficialismo que, cada vez con mayor frecuencia, aparecía derrotado.

Sin un contexto de acuerdo con los gobernadores por la posibilidad de coparticipar el impuesto País, en el paso inicial, las facultades delegadas habían sido aprobadas de manera parcial, mientras que el capítulo de las privatizaciones ponía al descubierto un riesgo enorme para el oficialismo: una derrota en pleno recinto.

Las estrategias dilatorias, con reuniones entre aliados, el pase a comisión del proyecto y el no tratamiento de manera definitivo del mismo, pusieron en evidencia el nivel de improvisación e inexperiencia del oficialismo: mientras el sistema político acusaba el impacto de la novedad, con el correr de las horas quedó demostrado que ni el presidente de bloque de La Libertad Avanza (LLA) Oscar Zago, ni el ministro del Interior Guillermo Francos, tenían en claro los pasos institucionales a seguir.

Impactados, los libertarios no demoraron su reacción. Rápidamente la violencia en redes se hizo visible acusando de traidores a una serie de diputados y gobernadores, sin obviar la amenaza física (revisar redes de Agustín Laje y los respectivos comentarios), contando con la anuencia presidencial que aparecía obsesionado vía X y que, además, hizo saber a todos los argentinos que el retiro del proyecto obedecía a una orden suya.

Para no quedar aislados en su dimensión violenta, el mundo libertario contó con la anuencia de un multimedios que festejaba un video donde Milei atacaba a sus enemigos conformados por dirigentes con nombres propios. No sólo mienten, además, en su odio innato, parecerían desear el exterminio de los opositores. Las disculpas que debieron emitir 24 horas después, sostenidos en una liviana y superficial argumentación de un “error”, los define por sí mismos.

La reacción adolescente, al eliminar los subsidios al transporte para el mal llamado interior y al no aportar el dinero para el Fondo de Incentivo Docente que desde hace 20 años la nación transfiere a las provincias, trajo como novedad la incorporación de los gobernadores, con los que se intentaba llegar a un acuerdo, calificados desde ahora de enemigos, por su pertenencia a la casta. El libertarismo no comprende (¿la ven?) varios elementos del presente proceso:

1.      Cuando uno se sienta en una mesa de negociación no vale sólo el propio deseo. El del otro también juega. Mueve fichas, articula intereses y puede condicionar. Si se lo legitima en el diálogo, no se lo puede considerar un enemigo porque no se llega a un acuerdo.

2.      Los gobernadores también gozan de una legitimidad de origen, de ejercicio y, para decirlo de manera más sencilla, de reconocimiento ciudadano. En la inmensa mayoría de los casos han sido electos en el mismo período que el presidente y en algunos casos, con más apoyo que el que pretende ostentar Javier Milei, sin ballotage ni escenarios de tercios (Santa Fe es un buen ejemplo). Cuentan con imagen positiva, conocen el territorio y tienen una enorme llegada en la comunicación oficial al interior de sus provincias. Ubicarlos en la mira, simbólica y literalmente hablando, puede servir de argumento de convencimiento y de cierto intento de construcción de sentido que quiere relatar desde la centralidad porteña, que los mandatarios provinciales son malos administradores por naturaleza. Nada más relativo que ello.

3.      Algunos de ellos, como el caso del santafesino Maximiliano Pullaro, han jugado decididamente a favor de la candidatura del libertario. Se expresaron públicamente en la campaña, incluso el ex ministro de Seguridad llegó a afirmar que le gustaba más “el Milei presidente que el Milei candidato” o dieron el visto bueno para que algunos dirigentes, como los ahora eyectados Osvaldo Giordano (Córdoba) y Flavia Royón (Salta), pasaran a integrar las filas del funcionariado nacional en puestos claves.

https://twitter.com/OPRArgentina/status/1756087148296483312

En la continuidad de esa reacción adolescente, el comunicado emitido sobre finales de semana por la Oficina de Prensa de la Presidencia y las propias declaraciones del ministro de Economía Luis Caputo, van en tándem. Afirman que no necesitan al Congreso para cumplir con lo prometido a los argentinos. Entonces, las preguntas se caen de maduro: si esto es así, ¿para que perdieron casi dos meses en la presentación y tratamiento de un proyecto que, según parece ahora, no era necesario? ¿Para qué se sometieron a una serie de discusiones donde quedaron expuestos en su inexperiencia y, otra vez, en su improvisación?

El libertarismo argento que reivindica a Juan Bautista Alberdi parece haberlo leído de manera incompleta. Si algo ha caracterizado al tucumano a lo largo del tiempo, es su capacidad para haber adaptado la constitución americana al modelo argentino y ese instrumento, consagrado en 1853, impone una ingeniería institucional de proporciones, donde el equilibrio de poderes resulta la razón fundamental del mismo. Los engranajes que activa la Carta Magna, no devienen de los caprichos impuestos por una mayoría legislativa o de los gobernadores, sino de un cuerpo normativo que sabiamente combina democracia, república y federalismo. Las injusticias, necesidades y carencias del presente, no habilitan la violación de los preceptos del prócer que dicen reivindicar.

Pero hay un tercer momento que completa la reacción oficial de la semana: todo parece indicar, de acuerdo a voceros cercanos al oficialismo y a las declaraciones de la propia ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que el presidente Javier Milei se apronta, una vez llegado de su gira por Israel y el Vaticano, a reeditar un acuerdo con el ex presidente Mauricio Macri a los fines de solidificar a la extrema derecha gobernante.

Si bien todo es muy incipiente, de producirse el acuerdo dos cosas son efectivamente seguras. La primera es el estado de debilidad en el que, luego de dos meses de gestión se encuentra el gobierno libertario. Sin los famosos 100 días a favor, ni el goce que supone la “luna de miel” con el electorado, Milei estaría volviendo sobre sus pasos en la estrategia que diseñó cuando, a diferencia de lo pedido por el hijo de Franco, que deseaba un acuerdo en paquete y que incluía puestos claves de gestión ejecutiva y legislativa; suscribió negociaciones individuales sin el protectorado macrista.

Las ya comentadas eyecciones de Giordano (Anses) y Royón (Secretaría de Minería) parecieran abrir algunas puertas, las cuales se complementan con los cuestionamientos internos a las figuras de Martín Menem y Guillermo Francos, quienes aparecen como principales responsables de la derrota legislativa del último martes. Nunca viene mal recordar que parte de la negociación fallida de comienzos de diciembre suponía la presidencia de la Cámara de Diputados para el bonaerense Cristian Ritondo.

La segunda cuestión a señalar refiere a lo que supondría el acuerdo hacia el interior del PRO, donde hace un par de semanas una veintena de autoridades partidarias provinciales habían pedido para que la presidencia del partido quedara a cargo del hombre nacido en Tandil. De alguna forma, el sacudón que generará el por ahora hipotético acuerdo, obligará a barajar y dar de nuevo para no pocos dirigentes amarillos que preferían, sin decirlo públicamente hasta el momento, dejar a Macri en un lugar de absoluta intrascendencia política.

El ex presidente es, hoy, el dirigente con peor imagen a nivel nacional, una especie de salvavidas de plomo para los intereses de un libertarismo que se imaginó rompiendo el molde del actual sistema de partidos. Vale preguntarse, de producirse el acuerdo, hasta dónde podrá sostener el concepto de casta, un movimiento político que se imagina con un destino manifiesto de superación de todo lo que nos trajo hasta aquí y que actúa de una manera que deslegitima, desecha y violenta todo aquello que no sea visto como propio.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1755031246478917643

En el “no la ven” que el libertarismo intentó imponer algunas semanas atrás, había mucho de comparación con un proceso electoral donde Milei terminó siendo una verdadera sorpresa. El argumento, aplicado a la gestión, supone interpretar que una serie de decisiones que perjudican a la ciudadanía son toleradas por ésta, a partir de creer en esa idea de transformación libertaria o que la genialidad política de Milei genera condiciones para su mayor empoderamiento.

Lo que no vemos, supuestamente, es que el retiro del proyecto de la ley ómnibus, habría creado las condiciones para que ahora, en su lógica extremadamente binaria del poder, los libertarios puedan referenciar a todos los opositores como casta y extraños a las “fuerzas del cielo” que merecen ser eliminados.

Esa lógica tal vez sirva para la retroalimentación interna, pero un discurso cada vez más restrictivo y cerrado, en paralelo con un inminente acuerdo con parte de la partidocracia argenta, no parece ser de una coherencia sustantiva.

¿Qué ven cuando la ven? ¿Qué ven cuando la mentira de que todo el que se oponga a cierto mesianismo resulta un delincuente y que eso, además, pretenda erigirse en verdad? Falta envido y truco libertarios. Cuidado con convertirse en un chiste nacional. Y de los de mal gusto…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 11 Feb 2024 11:32:13 -0300
Tiempo veloz https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6803-tiempo-veloz https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6803-tiempo-veloz Tiempo veloz

Todo se construye y se destruye,
tan rápidamente,
que no puedo dejar de sonreír.
Es parte de la religión matar,
es parte de la religión mentir…

“Parte de la religión” Charly García

Atravesados por una ola de calor severa, con el resultado de la votación general de la “Ley Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” ya definido, comencemos con una pregunta como al pasar. Lo sucedido en la tarde del viernes ¿es una victoria pírrica o una derrota disfrazada? Complejizando la requisitoria: ¿es realmente el inicio de un proceso de transformación que, al igual que cada vez que en la Argentina se consolidó un modelo neoliberal, dejó un reguero de miseria y pobreza estructural de la que cada vez cuesta más deshacerse? Difícil de responder por estas horas sin entrar en una suerte de sumatoria de prejuicios y expresión de deseos que poco tendrían que ver con el rigor del análisis político. Sobre todo si no tratamos de desentrañar asertivamente todo aquello que refiere y contextualiza al fenómeno Milei, más allá de los nombres propios. Recorrido por el vértigo político de una semana donde parecieron condensarse todas las debilidades y fortalezas del sistema político argentino. Con tereré en mano, revelados por el viento caliente de los ventiladores, pasen y vean, sean todos y todas bienvenidos.

En lo primero que debemos poner el foco es en la relativización de los números de la votación: 144 a 109 no expresa necesariamente la solidez de la propuesta libertaria. De hecho, nadie sabe del todo qué pasará a partir del martes 6 cuando a las 10 de la mañana comience la discusión en particular. Según algunas voces cercanas al tratamiento legislativo, existe acuerdo entre el oficialismo y la oposición friendly para la aprobación de unos 170 artículos, lo que supone una contundencia evidente pero que, a la vez, en paralelo, implica una limitación libertaria ya que la ley original traía nada más y nada menos que unos 664 artículos. Si esa estrategia fue prevista o no, aplicando el ya famoso  macrista del “si pasa, pasa”, es algo que no podemos avizorar a la distancia y que, en realidad, tiene poco de relevancia ya que, con lo que (parece) será aprobado, tendremos bastante para preocuparnos y ocuparnos.

Lo segundo a señalar es que, más allá de las bravuconadas de ocasión, la obsesión de mal gusto en redes y los silencios sugestivos, el presidente y sus principales adláteres, negociaron (y lo seguirán haciendo en los días que vienen) con lo más consolidado de la casta para lograr aunque más no sea ganar 1 a 0, pero ganar, no entendiendo que la acción política nunca puede limitarse al formato de un resultado deportivo.

https://twitter.com/JMilei/status/1753538900767683054

En mi dialecto tabladense de origen diríamos que “poronguea pero transa” (salud querido Marito Borges y gracias por tu arte) y aunque el término no resulte del todo académico, más allá de los supuestos berrinches y enojos que sus voceros mediáticos, oficiales y no oficiales, dejan trascender, el tiempo transcurrido en el proceso de negociación refleja los limitantes presidenciales.

Y todo ello a riesgo de atravesar verdaderos papelones institucionales, que no se agotan en la simple y natural inexperiencia de los flamantes legisladores libertarios, sino que se extiende al conjunto de esos sectores opositores, que no dudan en llevar adelante un debate en el recinto de la Cámara de Diputados, sin tener en claro cuáles son los artículos en cuestión, dado que no hay acuerdo y luego de haber firmado un dictamen en blanco.

Los institucionalistas argentos, aquellos que aquí hemos definido como nuestros republicanos de cotillón, parecen haber olvidado su vieja retórica de enojos porque alguna ex presidenta levantaba el tono de voz o porque aquellas mayorías (también, como ahora circunstanciales) no tenían en cuenta su cosmovisión del mundo.

En los días por venir, es probable que el oficialismo se anote una victoria política. Módica, pero victoria al fin. Y eso tiene más valor si ponderamos que lo hace desde su lugar de evidente minoría que, como afirmábamos días atrás, no cuenta ni siquiera con el 15% del total de legisladores del Congreso Nacional.

El mileismo logrará, en parte, poner en línea a un conjunto de aliados que podrán aparecer a la luz pública como muy distintos entre sí, pero a los cuales los une dos elementos esenciales y que, más allá de los modos y de la nula capacidad de empatía política con los adversarios de parte del presidente Javier Milei, no existe una distancia ideológica muy severa entre ellos. Viene a cuento recordar que Mauricio Macri alguna vez fue festejado por sus partidarios por afirmar que de tener un segundo mandato, intentaría hacer todo más rápido. ¿No es acaso este tiempo político la expresión de todo ello?

Pero además, buena parte de ese entramado amigable, se nutre de un antiperonismo flagrante. Algunos, que tienen la intrínseca aspiración de tener un peronismo domesticado, hablan de kirchnerismo hacia el espacio de algo más de 100 diputados que conduce el rosarino Germán Martínez, obviando que al interior de ese espacio conviven tradiciones políticas varias. “Lo hacen para bajarle el precio al peronismo”, supo definir alguna vez Néstor Kirchner y no parece que se haya equivocado.

https://twitter.com/gerpmartinez/status/1753785604469399664

Los De Loredo, los Zago y los Ritondo de la vida, necesitan auto referenciarse en ese cuestionamiento al kirchnerismo, para de alguna manera justificar su accionar de los últimos años y de esa forma, no quedar enganchados en una acusación de antidemocráticos. Incluso, a riesgo de quedar “pegados” a un proceso político que no las tiene todas consigo.

La velocidad con que suceden los hechos, no sólo refiere a todo aquello que favorece y pueda potenciar al oficialismo. También actúa como espejo a la hora del desgaste. En la semana tuvieron una amplia difusión un par de encuestas que, como adelantábamos en nuestra columna anterior, señalan el rápido deterioro de la imagen presidencial. Más allá de los contextos generales que bien explican sus autores (consensos precarios), la reforzada decisión libertaria de los últimos días, de afirmar que gobiernan para el 56% de los argentinos de bien que los votaron, no parece contener un gen democrático en sí mismo.

Una de las novedades del fenómeno Milei, a diferencia de lo que hacían lo que podríamos decir las fuerzas políticas tradicionales es que, más allá de las verdaderas intenciones o de los resultados, éstas pretendían construir una referenciación en un “todos” o en mayorías verdaderamente contundentes. El mileismo, desde la misma noche de su triunfo electoral, ha decidido anunciar un “todos” reducido, sin tener en cuenta que esos números pueden resultar absolutamente provisionales.

Una de las preguntas que, más temprano que tarde empezará a tener peso es en qué medida los acuerdos con la casta política y empresarial, en un contexto de agravada crisis económica, afectará al electorado libertario original (29,7%), como para que éste pueda (o no) desilusionarse con las promesas de campaña.

Vale saber hasta dónde tienen importancia los acuerdos con cierto transfuguismo político como el que representa Miguel Pichetto, quien supo mostrar con histrionismo su conservadurismo innato, apareciendo como una pieza de museo ya que reivindicó que durante sus dos primeros años de diputado, allá por la década del 90’, nunca hizo uso de la palabra mientras “que acá ahora habla cualquiera” (sic), calificó de pelotudos a algunos de sus pares (sic), se enojó con periodistas en un diálogo algo bizarro y reconoció que prefiere la traición a la irrelevancia. Afortunadamente no debió exhibir la xenofobia que lo alcanza.

También vale preguntarse si sabrán en el mundo libertario que éste estratégico aliado, a quien el presidente le dispensó un público agradecimiento en la tarde del viernes, resulta un legislador que transita los pasillos del congreso desde hace 30 años, que fue menemista, duhaldista, kirchnerista, macrista y que en esta oportunidad fue elegido como diputado por su lugar de nacimiento y no por el de residencia ya que, en Río Negro, el hombre no goza de los mayores reconocimientos. Tal vez, a la hora de ciertos logros políticos, sea bueno recordar aquella frase de un viejo general: las casas también se construyen con bosta.

En una democracia, los gobiernos atan su suerte a la gestión. Más allá de las tentaciones de este tiempo el libertarismo parece consolidarla sobre dos ejes centrales. Uno, el conocido de antemano, refiere a la represión. Todos sabíamos que la propuesta de la derecha argenta no cierra sin represión. La dinámica política de nuestro país, no tolera sin más, la conculcación de derechos. Y en la semana tuvimos las muestras de ello, con la violencia ejercida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, vaya novedad (¿novedad?), en la mismísima Rosario, donde un grupo de artistas fueron detenidos violentamente por pintar una vereda, confirmando que tal vez, a la hora de la gestión y de la conducción de la policía, no baste con la emoción del gobernador Maximiliano Pullaro cuando recuerda la figura de un tal Raúl Alfonsín, supuesto padre de la democracia.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1753801622994456746

Lo que seguramente no sabíamos, es que una fuerza minoritaria, sin tradición ni anclaje territorial apostaría por la provocación como forma de relacionamiento político: lo hace todos los días el vocero Manuel Adorni y acaba de hacerlo en plena marcha de protesta al Congreso, un joven y reconocido tiktokero que no tuvo mejor idea que atravesar la concurrencia como si fuera un perfecto desconocido. El cobarde ataque a su persona no es una buena señal, como tampoco lo es la persecución y los insultos a los diputados Rodrigo Marra y Alberto Benegas Lynch, como así tampoco el escrache que algunas semanas atrás sufriera la diputada Victoria Tolosa Paz en un restó de Pinamar. Por todo ello hablábamos de “mechacortismo” en uno de los últimos artículos de 2023. Las responsabilidades primarias siempre devienen desde arriba.

Hay un después. Y lo hay para todos. Para lo que pueda suceder en la aplicación de la mal llamada ley ómnibus que se terminó pareciendo a un transporte escolar, pero que tiene una potencia evidente porque sigue contando en esencia, con la relevancia del artículo primero, su delegación de facultades y para, en definitiva, reimponer de facto, los artículos que la oposición friendly cree haberle arrebatado al oficialismo.

Con su genialidad a cuestas, Charly nos anunciaba que todo se destruye y se construye tan rápidamente, que no podía dejar de sonreír. Tal vez no sea nuestro gesto de estos días, pero habrá que intentarlo.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 04 Feb 2024 13:02:54 -0300
Nada es gratis https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6802-nada-es-gratis https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6802-nada-es-gratis El ministro Caputo anuncia en conferencia de prensa que retira el capítulo fiscal de la Ley Ómnibus

Habrá consecuencia, ante tantas faltas y engaños,
ante tanto mal provocado,
ante tan deliberada crueldad, amor.
Habrá consecuencia, porque no se miente de esa manera,
lo que nace en el odio en el odio se queda.
Voy a rogar que una fuerza sobrenatural,
sentencie tu esencia…

“Sentencia” - Mamita Peyote

Si en la lógica de nuestras vidas privadas, chiquitas y cargadas de verdades relativas, aprendemos, a medida que crecemos, que nuestro accionar cotidiano tiene consecuencias (a favor o en contra); en el mundillo de la política, plagado de intereses cruzados, de los honestos y de los otros, el costo de cada acción nunca es gratis. Sobre todo si el objetivo inicial radica en poner patas para arriba un andamiaje legal construido desde los últimos 100 años, pero fundamentalmente si se quiere avanzar sobre los derechos de una sociedad que está agotada de cierta cotidianeidad, a la cual se le ofrece la certeza de un presente de esfuerzo y sacrificio, a cambio de la promesa de un mañana venturoso. A poco más de 45 días de gestión, la administración Milei tuvo que aceptar en los hechos que el posicionamiento de un panelista televisivo primero y el desarrollo de la campaña electoral después, son coyunturas muy diferentes a la hora de ejecutar el gobierno. Semana de desasosiego y derrotas varias para el libertarismo argentino. Pasen y vean. Como siempre, y este 2024 no será la excepción, están todos y todas invitados.

La expectativa semanal radicaba en dos temas centrales: el paro dispuesto por la Confederación General del Trabajo al que adherían el resto de las centrales obreras y un muy buen número de organizaciones de la sociedad civil y el tratamiento en comisiones de la mal llamada Ley Ómnibus, sobre el que el oficialismo tenía la aspiración de obtener el dictamen de mayoría.

En el primero de ellos, el mileismo intentó utilizarlo como una herramienta en su favor: con parte de la dirigencia sindical deslegitimada, por acciones históricas propias, pero fundamentalmente por la plena vigencia de esa construcción de sentido que indica que para buena parte de la sociedad argentina, todo lo relacionado con la acción sindical de cualquier tipo, representa un problema en sí mismo; el gobierno y algunos aliados circunstanciales, pecaron de falta de originalidad a la hora de dar la discusión de rigor.

Con un evidente sesgo interpretativo, basado en un prejuicio ideológico que encuentra su raíz en la Argentina de la Ley de Residencia de 1904, el oficialismo en sus múltiples terminales (funcionariado, medios de comunicación afines y voceros de redes) no se privó de pronunciar las zonceras tradicionales para este tipo de coyunturas históricas: desde que “el paro es político” (sí Javier, la sociedad en la calle reclamando es un hecho político en sí mismo), pasando por la decisión de desarrollar una medida de fuerza a 45 días de haber asumido el gobierno, siendo que a Alberto Fernández no se le hizo ningún paro, hasta llegar a la discusión de números, donde algún periodista devenido en reciente segundo del vocero presidencial se animó a dar números concretos del dinero que perdería el país con la medida de fuerza y donde la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, no tuvo empacho alguno en minimizar la contundencia de la convocatoria en la Plaza del Congreso, realizando una cuenta algo trucha y obviando las distintas movilizaciones producidas a lo largo y ancho del territorio nacional.

https://twitter.com/cgtoficialok/status/1750961014433091806

Lo señalado merece algunas aclaraciones. La primera es que, más allá de algunas defecciones históricas, cuando el movimiento obrero reclama no obedece sólo a la cuestión inflacionaria sino a un entramado normativo que se intenta imponer y sobre el que el gobierno anterior jamás pretendió avanzar.

La segunda es que en los cuatro años anteriores, con plena vigencia de paritarias libres, todos los sectores que representan el conjunto del movimiento obrero, se vinculan con los sectores formales del mundo laboral y por lo tanto, con sus más y sus menos, pudieron ir “arrimando el bochín” al escenario inflacionario.

Y la tercera refiere a la falacia de afirmar que nada se dijo durante el período 2019 – 2023 de los problemas económicos que presentaba el país. Vale recordarle a unos cuantos, que si algo caracterizó a la gestión anterior fue la permanente discusión, con el consecuente internismo, sobre qué destino de gestión debía elegirse.  

Lo que el libertarismo argento no entiende (entre tantas cosas), es que las disputas políticas se basan en un principio algo básico de acción y reacción. Si en la primera acción formal de gobierno, entre decretos de necesidad y urgencia de nula necesidad, urgencia y constitucionalidad, la misma se complementa con un bodoque normativo que modifica centenares de leyes, las cuales redundarían (si se sancionara) en la afectación de millones de personas, violando todo principio de discusión adecuada en cada una de las comisiones conformadas para tal fin en la Cámara de Diputados, pretendiendo desoír a los distintos sectores de la sociedad a las que afecta, es evidente que ese malestar deberá canalizarse por algún lado. Una sociedad verdaderamente democrática es como el cauce de un río: se lo podrá intentar obturar, pero siempre volverá a su destino original.

Pero además, discutir el número de una movilización, con plazas llenas de extremo a extremo, con evidentes muestras de masividad en las ciudades más grandes del país, pero también en las más pequeñas, trae consigo la desvalorización de aquel ciudadano o aquella ciudadana que se sienten contenido por la organización gremial a la que pertenecen, porque desde el libertarismo tonto e ignorante se cree que las personas pueden ser arriadas sin más razones que el interés del dirigente gremial de ocasión.

Así mismo, si honestamente funcionarios e influencers mediáticos (en mis tiempos jóvenes idos les llamábamos formadores de opinión), hubieran decidido pararse en una esquina cercana a una convocatoria en cualquier provincia del país, habría notado que no sólo las estructuras sindicales movilizaron, sino que mucha “gente suelta” se sintió interpelada para mostrar públicamente sus preocupaciones, miedos y enojos. No tratar de comprender esto demuestra la tempranera decisión gubernamental de dejar de intentar representar a los intereses del conjunto de los argentinos: la convocatoria no fue sólo gremial, implicó la presencia de vastos sectores y sirvió como una instancia de institucionalización de un descontento creciente y que, como veremos en los próximos días, se reflejarán en las primeras encuestas que marcan un deterioro en la imagen presidencial. Quien quiera oír que oiga, quien quiera escuchar que escuche.

En el enfoque oficialista subyace un error de base que hemos marcado desde el día uno de gestión: Javier Milei confunde un triunfo electoral en un ballotage con un 56% de los votos, con un cheque en blanco para legitimar sus dichos de campaña y su acción inicial posterior.

Ese número no se construyó sobre la base de un triunfo político donde una fuerza sobresale con más de la mitad de los votos y el resto de los partidos discuten poder de una manera claramente atomizada (versión electoral del resultado de 2011 y el triunfo en primera vuelta de Cristina Fernández de Kirchner);  sino sobre la presencia de bloques verdaderamente intensos, lo cual no resulta fijo e inmutable, ya que la velocidad con que se intentan los cambios, resulta directamente proporcional a aquellos intereses que pueden afectar.

Si además, esa acción política gubernamental se construye sobre un andamiaje institucional definitivamente raleado, donde no se cuenta con ningún gobernador propio, con una minoría muy evidente en el Congreso de la Nación (no se tiene ni el 15% de los legisladores), si se maltrata a los posibles aliados legislativos y se amenaza a gobernadores que no están dispuestos a pagar el costo político que suponen nuevas imposiciones a las economías regionales, queda evidenciado que el resultado no será el esperado por el oficialismo. En la calle se aprende que para pelearse con los grandotes, hay que tener con qué, independientemente del uso o no de la chequera.

Como nunca, esta semana el oficialismo dio un espectáculo en sí mismo de los límites que supone la estrategia de hacerse fuerte desde la debilidad: hizo firmar el dictamen de mayoría en la Cámara de Diputados en blanco para reescribirlo después, exponiendo a sus aliados y a una denuncia penal de rigor; visibilizó (otra vez) una interna feroz que todas las semanas habilita renuncias de segundas y terceras líneas de funcionarios; el presidente ordenó la eyección de un ministro por un off the récord publicado en un medio, confirmando en definitiva que lo afirmado era verdad; abrió un nuevo frente de conflicto con gobernadores opositores y no tanto, que rápidamente le recordaron las “ventajas” de un sistema federal de gobierno; y en un típico escenario de crisis, el ministro del área convocó a una conferencia de prensa en un horario absolutamente inusual donde anunció que se retiraba la parte fiscal del proyecto de ley pomposamente llamado “Bases y Puntos de partida para la libertad de los argentinos”, como forma de no exponerse a una derrota segura en la sesión de la semana próxima en la Cámara de Diputados de la Nación.

https://twitter.com/OPRArgentina/status/1751036629182042403

El oficialismo vino anunciando un esquema de todo o nada. Pero esa estrategia puede servir (incluso en la derrota) cuando detrás se cuenta con una estructura consolidada que te sostiene: si a seis meses de haber asumido Cristina Fernández, el kirchnerismo perdió la batalla política por las retenciones en el Congreso de la Nación, supo capear el temporal (y más allá de algunos cantos de sirena que aseguraban el final del gobierno), esto fue así porque contaba con un respaldo institucional de proporciones. La historia reciente, más allá de los colores ideológicos, debería servir para aprender.

La pregunta que dejamos flotando por aquí (ya empezamos queridos lectores. Como verán, no damos respiro en el primer artículo del año), refiere a si la actitud oficialista de este tiempo tiene que ver con una ceguera o brutalidad política, que cada uno adjetive como le parezca, que se sostendrá en el tiempo, o si la derrota autoinflinjida por estos días, con un ministro renunciando públicamente a imponer lo que era el nudo gordiano del proyecto de ley, modificará las estrategias de relacionamiento con la oposición light.

Lo que vendrá en los días que siguen supone la propia valoración gubernamental de haber escuchado las demandas sociales, algo difícil de creer a partir de cómo operó ambos mamotretos legales (DNU y ley ómnibus) de cara a los opositores y a la sociedad. Pero el trasfondo es otro: el oficialismo se preparaba a cumplir otro récord, el de tener una ley rechazada a poco menos de dos meses de haber asumido, quedando en el aire la inevitable sensación de que sólo se aspira a la aprobación concreta del artículo 1º de la ley, ese que habla de delegación de facultades, con el fin de ir por más en el corto plazo vía decreto, y además, evitar el tratamiento legislativo del DNU, apostando un pleno a la aprobación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, allá por el mes de marzo.

Nada es gratis. Y al elegir equipos de gestión inexpertos y sin diálogo político, el gobierno acaba de tener una derrota que por lógica no resulta definitiva. Hay consecuencia de cada acto y habrá que ver cómo logra (si es que lo hace) recomponer una relación con aquellos sectores “amigables” a los que expuso con sus devaneos iniciales. Ante las faltas, los engaños y la crueldad, siempre habrá consecuencias. Cuidado con las sentencias prematuras.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 28 Jan 2024 09:35:51 -0300
19 días y 500 noches https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6801-19-dias-y-500-noches https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6801-19-dias-y-500-noches 19 días y 500 noches

Tanto la quería,
que tardé en aprender a olvidarla
diecinueve días y quinientas noches…

Joaquín Sabina

El presidente Javier Milei asumió sus funciones en la mañana del domingo 10 de diciembre, dando el discurso de asunción en las escalinatas del edificio del Congreso, de espaldas al cuerpo legislativo y de cara a algunas decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas que celebraron su llegada al poder. La multitud aplaudió a la policía y al ajuste.

Su primer decreto sirvió para derogar el instrumento legal sancionado en la gestión macrista que impedía el nombramiento de familiares del presidente en cargos públicos ejecutivos. Nombró a su hermana Karina como Secretaria General de la presidencia.

La jura de ministros no fue televisada por cadena nacional como así tampoco se permitió el ingreso de la prensa, ya que las nuevas autoridades definieron al evento como una circunstancia íntima. Pudo seguirse la transmisión desde las redes del flamante asesor presidencial Iñaki Gutiérrez.

El ministro Luis Caputo anunció una devaluación de más del 100%; no se renovarán contratos con el Estado de trabajadores con menos de un año en funciones; se suspende la pauta oficial por 12 meses, se reducen el número de ministerios y secretarías, se achican al mínimo las trasferencias del Tesoro a las provincias, no se licitará nueva obra pública y se reducen los subsidios a la energía y el transporte. No hubo anuncios para jubilados.

https://www.youtube.com/watch?v=ypCoTFn2Nhs&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Ftwitter.com%2F&source_ve_path=Mjg2NjY&feature=emb_logo

Milei firmó un Decreto de Necesidad y Urgencia que modifica los requisitos para designar al Procurador del Tesoro. El cambio se impone dado el límite etario que impedía asumir a Rodolfo Barra, quien cuenta con 75 años de edad. El límite era de 70.

La inflación de noviembre fue del 12,8%.

El oficialismo planea reimponer el Impuesto a las Ganancias para trabajadores de la 4º categoría.

Patricia Bullrich anunció el Protocolo Antipiquetes. La medida se fundamenta en la necesidad de orden y que “la gente pueda circular en paz”. Ante los cortes aplicará el artículo 194 del Código Penal que impone penas de hasta tres años. La flamante medida recibió el cuestionamiento de buena parte del arco político y de una variedad muy numerosa de juristas que dudan de su constitucionalidad.

Nuevamente aumentaron las naftas. En apenas una semana se incrementó hasta un 78%.

La diputada Lilia Lemoine admitió haber recibido dádivas de un hotel. El hecho surge del agradecimiento público realizado vía redes donde agradece a la empresa por dejarle usar las instalaciones hasta que tuviera listo su despacho.

José Luis Espert amenazó a colegas diputados de izquierda. En un twit dirigido a Nicolás del Caño afirmó “Para vos también, parásito (virgen de CUIT), bueno para nada. Cárcel o bala si violas la ley”.

El vocero Manuel Adorni anunció un falso seguro sobre cuadros exhibidos en la Residencia de Olivos, que se pagarían en dólares de parte de la anterior administración. El pago era en pesos.

Derogarán la Ley de Abastecimiento.

Funcionarios de Techint se hacen cargo de YPF.

Renunció el Subsecretario de Medios, Eduardo Roust, por motivos personales.

El presidente Javier Milei viajó a Bahía Blanca para evaluar las consecuencias del temporal que dejó un saldo de 13 muertos. No realizó anuncios concretos de ayuda del Estado nacional, aunque afirmó estar “perfectamente confiado en que ustedes van a poder resolver esta situación”.

A una semana de asumir renunció Juan Caruso como director nacional de Comunicación.

Los gobernadores fueron recibidos por el presidente de la Nación, quien les explicó las medidas en ciernes, además de pedirles el apoyo para los proyectos que se impulsarán en el Congreso de la Nación. Posturas disímiles de parte de los mandatarios provinciales.

Milei anunció por cadena nacional un súper Decreto de Necesidad y Urgencia que modifica más de 300 leyes. El instrumento pretende derogar, entre otras, la Ley de alquileres, la Ley de Góndolas, la de Tierras, la de Compre Nacional, la de Promoción Industrial, la de Promoción Comercial, desregular el comercio interior y exterior y habilitar la privatización de las empresas públicas.

Luego del anuncio del DNU 70/23, en las principales ciudades del país se produjeron espontáneos cacerolazos que tuvieron su máxima expresión en la ciudad de Buenos Aires, donde la movilización se trasladó al Congreso de la Nación, sin respetar el protocolo antipiquetes estrenado unas horas antes en la marcha en la que sectores de izquierda recordaban el trágico diciembre de 2001.

https://twitter.com/Diputados_UxP/status/1740131620617965843

Especialistas en derecho constitucional argentino, expresaron de manera unánime la inconstitucionalidad del decreto ya que, según coinciden todos, no aparece como necesario ni se entiende su urgencia.

La CGT anunció una movilización a la Plaza Lavalle, frente a los tribunales porteños, para reclamar por la ilegalidad del DNU. Segunda jornada de cacerolazos, con represión en la ciudad de Córdoba. El oficialismo desactiva una convocatoria de redes a una marcha para el sábado 23 al Obelisco, mientras el presidente afirma que las protestas están “armadas”.

La prepagas anunciaron un aumento del 40%.

El Poder Ejecutivo anunció el llamado a sesiones Extraordinarias en el Congreso, aunque no definió la fecha.

Cesantearon a 7.000 trabajadores del Estado.

Javier Milei anunció que si el Poder Legislativo le rechaza el DNU, promoverá un plebiscito. Nuevamente en coro, lo más granado del constitucionalismo argentino le recordó que, de acuerdo a la Carta Magna, el resultado no sería vinculante.

https://twitter.com/madorni/status/1740139794020405619

Finalmente se presentó en el Congreso la ley ómnibus que promueve la privatización de empresas públicas, la reforma del Código Penal, deroga las elecciones PASO, promueve la elección de diputados por el sistema de uninominalidad, una declaración de emergencia para que se deleguen facultades legislativas al Ejecutivo, la suspensión de la movilidad jubilatoria y la reforma del sistema educativo.

La Confederación General del Trabajo anunció un paro general para el día 24 de enero desde las 11am.

El gobierno argentino otorgará un bono de $55.000 para jubilados y pensionados que ganan la mínima.

El Estado argentino renunció a incorporarse a los BRICS.

La realidad siempre puede ser comentada y explicada. Pero a veces, ciertos procesos políticos y sociales suponen tal contundencia en la instalación de un desorden vital, que con sólo relatar taxativamente los hechos, podemos tomar acabada dimensión de lo que sucede.

Diecinueve días de gobierno libertario. Y en las postrimerías de un año particularmente intenso, no son pocos a los que, al igual que al español Joaquín Sabina, las noches les parecen multiplicarse con un halo de angustia y preocupación. Aunque resultan evidente que los motivos son otros.

El 2024 se asoma y exigirá, como nunca, templanza, inteligencia y estrategia. Fundamentar, como siempre, tratará de hacer su aporte: mínimo, tal vez insignificante para algunos, pero inquebrantable para nosotros. En la medida que se pueda, FELIZ AÑO para todas y todos…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 30 Dec 2023 17:44:26 -0300
El mechacortismo https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6800-el-mechacortismo https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6800-el-mechacortismo El mechacortismo

No sé lo que quiero, pero lo quiero ya,
si fuera tu esclavo te pediría más.
Nada te ata a leer la novedad,
nadie te pisa, nadie te invita,
ni te van a chupar…

“Lo quiero ya” - Sumo

Nuestros queridos lectores y estimadas lectoras sabrán disculpar la auto referencialidad. En la noche del 19 de noviembre, cuando ya era un hecho que Javier Milei se había transformado en el presidente electo de los argentinos, con el colega y amigo Emilio Ordoñez, en el cierre de la cobertura electoral para la radio AM1330, coincidíamos en poner en duda el margen de la acción política transformadora que el libertario podría tener de cara al futuro, de acuerdo al escaso apoyo institucional con el que contaba y en el contexto de un tiempo social donde las dos grandes coaliciones que habían gobernado al país en los últimos ocho años, habían fracasado, más allá de los matices, de manera evidente.

En aquella oportunidad hablamos de que era poco probable que el gobierno libertario gozara de los famosos cien días de luna de miel, ya que teníamos la sensación y la convicción, de que vivíamos tiempos sociales de “mecha corta”, donde no queda demasiado margen para explicaciones causales y promesas de un futuro mejor que llegaría porque, como bien supo prometer un filósofo del conurbano bonaerense, “estábamos condenados al éxito”. Los movimientos políticos de la segunda semana de la gestión libertaria así lo demuestran. Recorrido por días de enojos y frustraciones a tope. Pasen y vean. Están todos formalmente invitados.

Vale aclarar que el mechacortismo se apalanca sobre dos grandes ejes. Uno es el tiempo social que vivimos: frustración, impaciencia, exigencia de la inmediatez y la certeza, a contramano de lo que cantaba el querido y enorme Luca Prodan hace algunas décadas atrás, saber lo que se quiere. Cuánto de ello es posible y con qué tipos de herramientas es parte de otra discusión pero, vale insistir con la idea de que la problemática no es exclusivamente argenta, ya que si así lo fuera, no se comprenderían fenómenos similares en sociedades plenamente desarrolladas en lo económico.

No es la idea esquivarle el bulto, ya que mal de muchos es un consuelo de tontos, pero sí vale la pena insistir que este momento de la humanidad se caracteriza por el predominio de procesos individualistas que tienen (y aquí aparece el segundo eje) a la libertad como verdad última de las cosas. Para enormes bloques sociales la vieja tensión entre igualdad y libertad se ha resuelto a favor de ésta última, lo cual termina siendo un justificador para, en el fondo, desordenar nuestras vidas.

https://twitter.com/madorni/status/1737625074377875754

La vieja idea noventista de la “reconversión” que personas físicas y jurídicas debíamos realizar para adaptarnos a los cambios, era prima hermana del emprendedurismo macrista que nos recomendaba potenciarnos con, por ejemplo, la producción de cervezas artesanales y resulta una cosmovisión reformista frente a la presente romantización libertaria que afirma que el problema somos aquellos que sufrimos el Síndrome de Estocolmo.

Esos dos ejes nos obligan a una acción posterior: la de revisar ciertos manuales no escritos del análisis político. Los cien días de la luna de miel ya no existen y el pedido de que “dejen gobernar porque es un gobierno que recién empieza”, además de una idea que se sustenta en cierto infantilismo político, no dimensiona la magnitud del cambio que se viene a proponer a la velocidad de lo digital. Tal vez por comodidad, pereza intelectual o desconocimiento simple y llano de la historia, muchos voceros que se autodefinen como apolíticos dejan de poner en valor el lado B (perdón milennials y centenials) de las consecuencias de un decreto que modifica y deroga, bajo el falso embrujo de las necesidades y urgencias, a más de 300 leyes vigentes.

Excepto estos personajes mencionados, que pululan en medios y redes, de distinto tamaño y magnitud, el conjunto de la sociedad sabía de antemano que la propuesta libertaria no cerraba sin represión. La gran cuestión es tener en claro cuánto de ese espíritu “ordenador” tolera el conjunto social.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1737790422901031141

En ese sentido, el Protocolo Antipiquetes anunciado en los inicios de la semana, intentó actuar como un elemento disuasivo para cualquier tipo de queja que se plantee en el espacio público.

En una sociedad dinámica, que tiene a la calle como una instancia de permanente apropiación y resignificación, imponerle distintos tipos de corset que limiten su ADN movilizador, puede convertirse en un arma de doble filo, ya que si bien el oficialismo podrá mostrar como un éxito la escuálida convocatoria de ciudadanos y ciudadanas para recordar el 20 de diciembre de 2001, articulada además, al mejor modo de la novela “1984”, con mensajes televisados donde el Gran Hermano bullrichista, amenazaba con el retiro de planes para todos aquellos que circularan sobre las calzadas; el desasosiego oficialista no debe haber sido menor cuando a unos pocos minutos del discurso de Javier Milei, anunciando la entrada en vigencia del DNU 70/23, no pocas plazas y calles del país se llenaron teniendo a las ollas y cacerolas como protagonistas.

El fin del día no puede haber resultado más contradictorio para el sentir libertario: en tu cara y en tu cancha pareció entender el conjunto social que se movilizó con las herramientas que cierta oposición hizo suya desde 2012, y cortando calles para la circulación libre.

Podría entusiasmarnos que, a la luz de los hechos, el protocolo nació muerto. Pero ello resultaría engañoso de cara a lo que viene. Las preguntas son otras: ¿se tolera más la violencia contra piqueteros y lúmpenes de distinto pelaje que la que pueda ejercitarse contra “personas del bien”? ¿Hay un estándar o alguna forma de clasificación de las dosis de represión sobre distintos grupos sociales? Esto se conocerá con el tiempo, pero no menos cierto que ello resulta que lo vivido en la noche del miércoles tuvo una espontaneidad digna de otros tiempos y que nadie, gobierno incluido, la vio venir.

Desde este último punto no fueron pocos los que plantearon las similitudes con el caso 2001 y la salida del gobierno de Fernando De la Rúa. Pero en este sentido corresponde marcar algunas diferencias: la administración de la Alianza hacía dos años que gobernaba el país (aquí van diez días) y venía de sufrir una muy dura derrota de medio término un par de meses antes; la sensación de hartazgo era generalizado, cosa que no sucede con el libertarismo que se siente lo suficientemente consolidado como para establecer estrategias comunicacionales provocativas: las declaraciones del presidente, de su asesores Iñaki Gutiérrez y Federico Sturzenegger y las del vocero Manuel Adorni van en ese sentido. No parece el mejor recurso para enfrentar tiempos sociales y políticos de mecha corta, más allá del auto engaño de que el 55% de votos de noviembre le pertenecen en su totalidad al padre de los perros clonados. Aunque, hay que ser honestos, cada uno se miente así mismo como quiere.  

Como contraparte, las imponentes movilizaciones de un día después tuvieron otra organicidad y allí tampoco hubo protocolo antipiquetes que funcione, con la distintiva excepcionalidad cordobesa, que supo proyectar al país una represión que más de uno debe haber disfrutado.

https://twitter.com/gerpmartinez/status/1738241442663829978

Pero el escenario de estos días no es definitivo, ni en las pequeñas victorias ni derrotas cotidianas. Mientras el sistema político institucional se prepara para dar una respuesta al decretismo mileista (¿será el DNU 70/23 lo que representó el 2x1 para Mauricio Macri?), no corresponde imaginar salidas anticipadas ni mucho menos. El proceso será de punto por punto, ley por ley y la partidocracia argentina deberá estar a la altura de las circunstancias si no quiere que la ola libertaria la arrastre en formato de tsunami.

A contramano de la supuesta desorientación de Prodan, los diversos sectores de la sociedad argentina saben lo que quieren. Pero coinciden con él, que lo quieren ya. El problema es que no todos queremos lo mismo. Y si, promediando los 80’, cantábamos felices e inocentes que “nadie te pisa, nadie te va a chupar”, cuarenta años después nadie puede afirmar que aquella primavera no haya perdido su inescrupuloso verdor. Tal vez haya que comprar algunos crayones para devolverle, aunque sea artificialmente, algo de su color. Entre copas y panettones. Entre besos y abrazos. Feliz Navidad para todos y todas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 24 Dec 2023 14:16:29 -0300
La renovación conservadora y el efecto dominó https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6799-la-renovacion-conservadora-y-el-efecto-domino https://www.fundamentar.com/articulos/opinion/item/6799-la-renovacion-conservadora-y-el-efecto-domino La renovación conservadora y el efecto dominó

Sé que a veces me comporto fatal
No prestes atención a esos detalles
Fue la suma de factores
El efecto dominó, algo entre vos y yo

“Nosotros” - Babasonicos

Como no podía ser de otra manera y transcurrida la primera semana, el gobierno libertario mostró las primeras credenciales de gestión. Aupados por la novedad, buena parte de la sociedad en general y del sistema político en particular, prestan atención a cada movimiento de un grupo de hombres y mujeres que sueñan con borrar cualquier vestigio civilizatorio e igualador que haya aportado el ya extinguido siglo XX. La rémora pone el ancla en la generación del 80’, esa que supo conducir Julio Roca y que configuró el Estado moderno argentino. El movimiento anarco capitalista, representa un oxímoron en sí mismo, ya que a la vez que reivindica ideas de libertad absoluta, afirmando que el Estado “es el pedófilo que bla bla bla”, propone al capitalismo como el mejor de los modos de producción, obviando, ¡¡¡¡¡¡ay, la historia y sus vericuetos!!!!!, que el mismo sólo fue posible en su desarrollo, con la consolidación del Estado – Nación, como garante de la idea de propiedad y muy lejos de toda alterada conceptualización anarquista. Primeras señales de un tiempo que se presume y se asume difícil. Pasen y vean. Están todos invitados.

El hermoso domingo primaveral porteño, permitió que Javier Milei diera, desde el minuto uno de haber asumido, un mensaje con una clara simbología al conjunto de los argentinos: desistió de emitir su primer discurso de cara a los legisladores para hacerlo de frente a ciudadanos y ciudadanas que han encontrado en su figura, un líder que los entusiasma.

A la estética del acto, tan parecida al modelo norteamericano de asunción, sólo le faltó la nieve y los abrigos invernales de los protagonistas. Televisivamente, hubo un exceso de los planos altos, mostrando la majestuosidad del edificio del Congreso que reflejaba cierta idea de pequeñez y la sobreutilización de los cortos, para mostrar a los asistentes, intentaban ocultar que la idea original de contar con cientos de miles de personas movilizadas en la Plaza del Congreso, había quedado para una mejor ocasión. La existencia de enormes pantallas en la mitad del espacio verde (que nadie veía), demuestra que las expectativas eran otras.

Más allá de la importancia o no del número de asistentes, hay otros dos datos políticos que no deberían pasar desapercibidos. El primero refiere al escaso apoyo internacional que obtuvo el flamante presidente a partir de las evidentes ausencias de no pocos colegas: el faltazo de Lula hace mucho más ruido en términos de geopolítica regional (y de todo aquello que puede interesarle o convenirle a la Argentina) que la presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, país con el que no tenemos lazos ni intereses comunes que se precien.

El segundo dato a tener en cuenta es que Milei no parece muy convencido de salirse del modelo de campaña, para comenzar a mostrarse como el líder del conjunto de los argentinos. Con una oralidad que abusó de datos falsos (nivel de inflación, porcentaje de estudiantes que terminan la secundaria, etc.), el presidente apeló al sobre utilizado recurso de agravar la herencia para, con el paso del tiempo, mostrar supuestas capacidades de gestión.

El modelo aspiracional libertario se basa en la reivindicación del proceso iniciado por el roquismo como instancia de excelencia gubernativa. El problema es que esa exaltación se fundamenta en una serie de mentiras que sólo la ceguera o la ignorancia flagrante de la historia podrían admitir como válidas. En aquel período Argentina no fue potencia, como así tampoco fue el granero del mundo. No son pocos los estudios que desde hace algunas décadas ha demostrado que esa afirmación tiene mucho de mito antes que de dato cierto. Lo que sí resulta evidente es que el país se convirtió en un proveedor de materias primas de excelencia, que ello le aportaba muchos recursos económicos y que eso se sostenía sobre una relación dependiente de Inglaterra, país que algunas décadas antes había desarrollado la Revolución Industrial.

Esa bonanza que Milei gusta de resaltar no se extendía al conjunto de los argentinos, que quedaban mayoritariamente condicionados por la pobreza, la miseria y el hacinamiento que se veían en los barrios circundantes al centro de cada urbe. La romantización del modelo de “granero del mundo” desconoce que el mismo era impracticable hace más de cien años y resulta definitivamente inviable en los tiempos que corren donde, más allá de las bondades naturales del país, existen una multiplicidad y variedad de competidores que lo condicionan, además de los vaivenes climatológicos que, por ejemplo, con la sequía de 2023, pueden dejarte sin el ingreso de unos 20.000 millones de dólares. Nada más, nada menos.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1734664937048256747

El país que el movimiento libertario relata sobre el pasado jamás existió. Y el que proyecta para el futuro, tendrá severas limitaciones en su implementación, dado que se intenta construir con falsas premisas para lo que supone el siglo XXI.

Por ello, entre otras cuestiones, la recurrencia de campaña al concepto de casta. Si en no pocas ocasiones, lo esencial de la política se construye en la identificación de un enemigo (perdón “Carlitos” Schmitt), la idea de que la corporación política que se asociaba a una entramada red de empresarios prebendarios, resultaban el obstáculo para cierto desarrollo, cuajó rápido en sectores sociales que desde hace unos cuantos años, sienten que “no llegan”.

Pero gobernar es otra cosa mucho más compleja que declamar. Al acuerdo que supo tejer con Mauricio Macri, hombre criado bajo las virtudes de un padre que se enriqueció con las bondades de la Patria Contratista de los 70’ y los 80’, se le agregó la alianza con Patricia Bullrich, dirigente que decanta desde hace más de cuatro décadas por cuanto partido político se constituya con algún tufillo antiperonista; le siguieron una serie de designaciones de funcionarios de primera línea que tienen una evidente terminal en algunos dueños de la Argentina actual. Eduardo Eurnekian y Paolo Rocca, quien apuesta a un reseteo total de la economía argentina, pero tiene el buen tino de pedir que haya contención social, resultan los principales ganadores en este nuevo esquema de poder.

La preguntonta del día: ¿se animará Milei, quien está adquiriendo dosis exprés de pragmatismo político al, por ejemplo, pedir vía carta a Xi Xinping que China amplíe el swap, a establecer mecanismos de competencia verdaderamente liberales y abra la importación de caños sin costura, cuestión que afectaría al protector Rocca?

En este intento de restauración conservadora, construido sobre muchas mentiras que se apalancan en las certezas de las creencias y no en los datos de la realidad, histórica o presente, Milei y sus laderos más cercanos no están solos.

En el efecto dominó, con cientos o miles de piezas frágilmente sostenidas verticalmente, una pequeña porción de energía (el viento, un insecto o el simple movimiento de un dedo) puede generar una caída en cadena que dura muchísimo menos tiempo que lo que supone armar y construir el camino del dominó. A poco menos de una semana de asumidos, y tal como preveíamos desde esta columna y desde los micrófonos de AM1330, no son pocos los gobernadores, por ejemplo, que comenzaron el juego de ser funcionales a la construcción de sentido mileista: relativización del pago de sueldo, aguinaldo en cuotas y la reimposición del pago de ganancias para trabajadores parecen ser las nuevas tendencias que condicionarán los tiempos que vienen.

Pero el efecto dominó no se agota en las urgencias de lo económico. En Santa Fe por caso, el gobernador de la provincia Maximiliano Pullaro comenzó su gestión con un perfil muy alto sobre la cuestión de la inseguridad. Con imágenes que emulan el caso salvadoreño donde la gestión del presidente Nayib Bukele ha sabido mostrar al mundo que su éxito en la caída de los índices de criminalidad se estructuran sobre la violación lisa y llana de los derechos humanos, el hombre nacido en Hughes quiso mostrar algo distinto en la gestión. Si la reforma conservadora de los 90’ se estructuraba desde la política como espectáculo, donde los Tinelli y los Pergolini hicieron su agosto, los intentos renovadores imperantes se construyen con la violencia visual como actriz protagónica. Sea en el formato de motosierra, de insulto a los votantes o en el de imágenes de dudosa legalidad reproducidas por el mismo gobierno.

https://twitter.com/maxipullaro/status/1736164474648691127

Sabrán establecer las investigaciones judiciales en curso, si los tres ataques en la vía pública perpetrados en los días posteriores, guardan relación alguna con esa política sobre la que a todas luces, el Estado santafesino arranca en desventaja.

El gobernador santafesino y el intendente rosarino Pablo Javkin, mientras reivindican la figura de Raúl Alfonsín al cumplirse 39 años de la entrega de los archivos de la CONADEP, se hicieron un tiempito para visitar a la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich, que en esa misma jornada había presentado el protocolo antipiquetes, el cual ha sido cuestionado desde diversos sectores de la sociedad civil por su inconstitucionalidad. Ante todo la coherencia.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1735474678204871152

En el mientras tanto, y para no dejar de la lado la unidad de criterio con su jefe político, el ministro santafesino del área, Pablo Cococcioni, ya anunció que enviará un proyecto de iguales características a la legislatura santafesina. Estatales y piqueteros del (mundo) santafesino, uníos.

De a poco las fichas van cayendo. Esas, que seguramente costará levantar en el páramo que dejará la libertad de gestionar un país del siglo XXI, con las ideas y circunstancias de otro que se forjó hace 140 años, donde todo estaba por hacerse. Queda saber mantener la voz firme, pero también acurrucarse en la intimidad de los afectos. En la previa de una navidad que llegará de manera inexorable. queda el disfrute de todo lo pequeño que podamos acceder, sin bajar la guardia. Sin enojos que nos enfermen, sin la angustia que nos desmovilice. Al dominó también se juega uniendo piezas y buscando coincidencias. Tal vez en su sencillez, radiquen algunas respuestas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 17 Dec 2023 12:28:37 -0300