La semana pasada, insurgentes lanzaron una ofensiva contra el oeste de Alepo -que está en manos del Gobierno-, un mes después de una operación del ejército para recuperar los distritos que controlan los rebeldes en este.
La ONU estima que entre 250.000 y 275.000 civiles están atrapados y que unos 8.000 combatientes rebeldes están en la zona este. "Todas las partes en Alepo están realizando actos hostiles, que resultan en grandes números de muertes de civiles y crean una atmósfera de terror para quienes siguen en la ciudad", dijo Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Documentos de la ONU muestran que durante el fin de semana murieron más de 30 civiles y que decenas de personas quedaron heridas por ataques con morteros, cohetes y otros dispositivos explosivos en el oeste de Alepo, apuntó Shamdasani. "El uso que se informa de misiles en tierra, junto con vehículos armados cargados de explosivos en una zona que tiene a más de 1 millón de habitantes civiles, es completamente inaceptable y podría constituir un crimen de guerra", indicó Shamdasani.
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El alto número de muertes de civiles sugiere que los rebeldes están ignorando la "prohibición básica" de realizar ataques indiscriminados y los principios de precaución y proporcionalidad, agregó la diplomática. "Los ataques contra hospitales, escuelas, mercados, instalaciones de agua y panaderías ahora son algo habitual y si se demuestra que fueron intencionales podría equivaler a crímenes de guerra", señaló Shamdasani.
FUENTE: Reuters
RELEVO Y EDICIÓN: Joel Hernán González