Viernes, 25 Marzo 2011 20:53

“Ey, los Rebeldes Libios Nos Aman ¿Verdad?”

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bandera_rebeldeEl inicio de las operaciones militares sobre Libia en el marco de una resolución de la ONU no ha estado exento de fricciones políticas; las razones de la intervención; la pregunta clave que es necesario plantear; y un escenario a futuro que hace resurgir viejos temores

 

El inicio de las operaciones militares sobre Libia en el marco de una resolución de la ONU no ha estado exento de fricciones políticas; las razones de la intervención; la pregunta clave que es necesario plantear; y un escenario a futuro que hace resurgir viejos temores

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bandera_rebeldeLa zona de exclusión aérea impuesta sobre Libia por el Consejo de Seguridad de la ONU comenzó a implementarse a partir del inicio de operaciones militares de la Fuerza Aérea Francesa. Estas fueron seguidas del lanzamiento de más de un centenar de misiles crucero desde buques británicos y estadounidenses sobre las defensas aéreas libias. El objetivo de estas acciones es impedir que el líder libio, Muammar Gadafi utilice su fuerza aérea para atacar a los enclaves rebeldes asentados en el este del país, principalmente en las ciudades de Benghazi y Darnah.

Hasta aquí la información llana y vacía de interpretación. Cuando el análisis y la indagación comienzan a hacerse un espacio ente la información, lo que en principio parecía una acción mancomunada emprendida para proteger a indefensos rebeldes de los ataques de un dictador despiadado, empieza a tomar otra forma.

Lo primero que hay que preguntarse es ¿qué se busca con estas acciones militares? ¿Es simplemente una acción humanitaria? No parece ser el caso. Y esto por varios motivos. En primer lugar, es muy difícil creer que la resolución de la ONU (luego de que su negociación estuviese paralizada durante semanas) aparezca en el preciso momento en el que Gadafi estaba a punto de derrotar a la rebelión en su contra.

Desde algunos lugares se mencionó la voracidad de los Estados Unidos respecto del petróleo y una supuesta ansiedad de Washington por poner sus manos sobre las reservas libias. Vamos a suponer por un momento que algo de eso haya, aunque no parece ser la razón de fondo. Si este fuese el caso, el gobierno norteamericano estaría jugando un rol más activo en el comando de las operaciones militares. Sin embargo, es Francia quien está jugando un papel más importante en los días que han seguido desde el inicio de la operación "Odisea del Amanecer".

Entonces volvemos al comienzo ¿Qué hay detrás de todo esto? Y lo que asoma como una explicación plausible tiene que ver con los antecedentes más cercanos del acontecer europeo: el temor a la inmigración desde el norte de África. Y la explicación de esto se puede elaborar a partir de ver cómo votaron los miembros del Consejo de Seguridad.

De los cinco miembros permanentes (que tienen poder de veto) Rusia y China se abstuvieron. Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña votaron a favor. Alemania y Brasil, miembros no permanentes, pero de importante peso político, tampoco secundaron la resolución. Con lo cual, si bien tiene validez jurídica, la intervención adolece de un consenso político sólido.

Entonces, lo que en realidad da la sensación de permanecer en pie, es que los países europeos que mayores flujos migratorios reciben desde África, son los más interesados en evitar un colapso de la rebelión contra Gadafi, que podría derivar en una ola de refugiados hacia el viejo continente. Y entre ellos están todos quienes participan de la coalición de la ONU: Francia, Gran Bretaña, España e Italia, a quienes se suman los Estados Unidos y algunos países de la Liga Árabe.

El segundo tema de relevancia en relación a la baja legitimidad política de la decisión de la ONU, es el problema suscitado alrededor de la conducción de las operaciones militares. Si bien en las últimas horas se decidió que la OTAN asuma la conducción política de las operaciones, la organización se niega a participar militarmente en ella. Esto se debe a la oposición que países como Alemania y Turquía manifestaron en torno a la decisión de la ONU y que ahora se niegan a trasladar al seno de la organización atlántica. Una vez más, lo que esta situación ha puesto de manifiesto es la enorme dificultad que tienen los europeos para consensuar decisiones conjuntas en materia de política exterior.

Asimismo, desde la otra orilla del Atlántico, en los Estados Unidos no son pocos los que se preguntan para qué están participando de esta coalición. Otros, además, se preguntan más específicamente, si las acciones militares terminan en la caída de Gadafi, ¿después qué?

El periodista Fred Kaplan sostiene que "es una falacia –que a estas alturas debería ser bien conocida– creer que el derrocamiento de un tirano desencadenará una suerte de geiser de libertad. Muchos se están preguntando, finalmente, quiénes son estos rebeldes libios, en qué creen, qué harán si llegan al poder." Posteriormente afirma, "el mayor error de la estrategia de los Estados Unidos en la guerra de Irak fue el no hacer ningún plan para la estabilización del país en la posguerra. Este error desencadenó todos los escenarios de pesadilla que le siguieron. Libia no es Irak. Las razones de Obama para intervenir en Libia no son las mismas que las de George W. Bush para invadir Irak. Y el grado de profundidad de esta intervención es muchísimo menor. Sin embargo, hay lecciones que se deben extraer de la posguerra en Irak y evitar el caos en que se convirtió."

En este sentido, Obama ha dejado bien en claro que el rol de los Estados Unidos en esta intervención es de mero soporte. En parte para dejar bien en claro que no jugará un rol más importante que éste luego de que las acciones militares finalicen. Sin embargo, hay un escenario en el cual nadie en el seno de la Casa Blanca parece haber reparado.

Cuando no son pocos los que comienzan a preguntarse quiénes son los rebeldes libios, volvió a resurgir un estudio hecho hace un par de años en la Academia Militar de West Point. De acuerdo a su investigación, del total de extranjeros que se unieron a la insurgencia anti norteamericana durante la Guerra de Irak, el mayor número –por lejos– provenía de Libia. Más aún, provenía del este de Libia, principalmente de Benghazi y Darnah, los dos bastiones que hoy los rebeldes contra Gadafi están defendiendo.

Sería una ironía que roce casi lo cómico que los rebeldes que hoy están defendiendo sean los mismos que durante años enfrentaron como parte de la insurgencia en Irak. No es algo que esté comprobado, pero tampoco lo contrario. En todo caso, no son pocos en Estados Unidos los que están recordando las famosas palabras de Jeanne Kirkpatrick, "prefiero un viejo tirano al que pueda manipular que uno nuevo sobre el que no tenga ningún control".

 

(*) Licenciado en Relaciones Internacionales. Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal

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