La crisis suscitada entre Francia e Italia respecto de la ola de inmigrantes del norte de África ha llevado a los funcionarios de la Unión a plantear la posibilidad de restringir la libertad de movilidad de las personas en la zona comunitaria
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Socavando uno de los símbolos más importantes de la unidad europea, la Unión está evaluando si modifica su sistema de libertad de movilidad entre los países parte del espacio de integración –único en su clase– como respuesta a las tensiones generadas por la oleada de inmigrantes del Norte de África.
La Comisión Europea propuso reintroducir controles fronterizos temporales en cada país "sólo en circunstancias excepcionales". Esto se produce luego que Francia e Italia demandasen cambios en el llamado "Sistema Schengen", mediante el cual se eliminan las fronteras internas para la circulación de ciudadanos y viajeros.
La Comisionada de Asuntos Europeos, Cecilia Malmstroem, afirmó que esto podría implementarse cuando "parte de las fronteras externas se encuentre bajo una presión fuerte e inesperada".
No aclaró, sin embargo, si esto incluye a la presente situación en Italia, la cual está haciendo frente a la presencia de 25.000 inmigrantes indocumentados que desde principio de años han llegado desde Túnez y Libia, huyendo de la situación política en sus países.
El sistema Schengen se ha ido desarrollando desde 1985 hasta llegar a una zona "sin fronteras" que abarca en la actualidad a 25 países. Sin embargo ha habido críticas, sobre todo de parte de sectores conservadores y de extrema derecha, respecto de la facilidad que encuentran los inmigrantes indocumentados de viajar a cualquier parte dentro del espacio comunitario.
Las naciones con costas en el Mediterráneo como Grecia, Italia, España y Malta también se han quejado de que las 27 naciones de la Unión se han desentendido de los asuntos migratorios y de los costos que les significa a cada uno de ellos el tener que soportar sobre sus espaldas el problema de la inmigración ilegal.
Roma ha solicitado ayuda extra de la Unión durante meses, y como poco le fue ofrecido, simplemente le dio papeles de viaje a los inmigrantes y los dejó dirigirse a Francia y a otros países de la zona Schengen. La mayoría tenía intenciones de dirigirse a Francia, ya que muchos tienen parientes allí. Cabe recordar que Francia es la ex metrópoli colonial de Túnez.
Esto, desde luego, enfureció a los franceses, quienes reforzaron los controles cerca de la frontera con Italia y mandaron de regreso a cuanto africano intentó ingresar al país. El presidente francés, Nicolas Sarkozy y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, llegaron posteriormente a un compromiso para presionar por la modificación del Sistema Schengen, incluyendo la reintroducción de los controles fronterizos en casos de emergencia.
"Si algún país europeo no puede controlar sus fronteras, la cuestión sobre la suspensión provisional de Schengen debe ser puesta a consideración sin tabúes", le dijo Sarkozy a la revista L'Express el pasado miércoles.
Sin embargo, especular con semejante símbolo de la unidad europea también ha suscitado críticas, especialmente en el seno del Parlamento Europeo al igual que de parte de otros Estados Miembro.
"La respuesta a los flujos migratorios no debe ser reintroducir los controles fronterizos", afirmó Guy Verhofstadt, líder de los liberales en el seno del Parlamento Europeo. "Todos deberían condenar la forma en que Francia e Italia han lidiado con los inmigrantes que huían de la inestabilidad política".
La zona Schengen es considerada como uno de los símbolos de la unidad europea al igual que el Euro, el cual ha sido golpeado por la crisis de la deuda en por lo menos 17 miembros, incluidos Grecia, Irlanda y Portugal.
La comisionada Malmstroem insistió en que a pesar de que los controles fronterizos vuelvan durante un tiempo, no se convertirá en una norma. "La libertad de movimiento de personas a lo largo de las fronteras europeas es un logro de gran envergadura que no será abandonado", afirmó.
Parte de su propuesta también se centra en cómo la Unión Europea debería ayudar a las naciones como Italia, en las fronteras exteriores del bloque. "No deberíamos dejar sólo en manos de los Estados Miembro en nuestras fronteras exteriores el cómo lidiar con situaciones migratorias extraordinarias", sostuvo Malmstroem.
La propuesta de la Comisión será presentada en una reunión especial de los ministros del interior de la Unión el 12 de mayo y en una reunión de los mandatarios europeos el 24 de junio. Los Estados Miembro y los parlamentarios europeos discutirán entonces si convertirla en ley.