Martes, 18 Octubre 2011 00:35

El Grito Sagrado

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protesta_mundial_01La jornada "Unidos por el Cambio Global" congregó a miles de personas en varios puntos del planeta. Marchando contra la avaricia financiera, el militarismo y las mentiras de los medios, más de 900 manifestaciones en más de 90 países han puesto un nuevo hito en la lucha mundial por la reivindicación de derechos

 

La jornada "Unidos por el Cambio Global" congregó a cientos de miles de personas en todo el planeta. Marchando contra la avaricia financiera, el militarismo y las mentiras de los medios, más de 900 manifestaciones simultáneas en más de 90 países han puesto un nuevo hito en la lucha mundial por la reivindicación de derechos

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protesta_mundial_02Si, si, si... Fue (y es) adrenalina pura! Si te lo perdiste el sábado a lo largo del día, rastrealo en YouTube, seguro vas a encontrar decenas de videos y coberturas periodísticas de este día memorable. Y si te dejás ganar por el entusiasmo y lo querés llamar histórico, está bien. Dale nomás, llamalo histórico. Yo, para qué te voy a mentir, casi que me salgo de la vaina por ponerle ese adjetivo. Aunque la mínima prudencia, esa vocecita adentro de uno que te dice "esperá, no te volvás loco, fíjate a ver cómo camina", obliga a contener el entusiasmo. Aunque sea un poquito.

¿Sabés que pasa? Si apenas acusás más de veinte en el calendario, a lo mejor no te acordás como si hubiese sido ayer el diciembre del 2001 en la Argentina. Ni que hablar de los neoliberales años noventa. Apenas si eras una criaturita, qué te vas a acordar!! En cambio, si pasaste los treinta, seguro tenés una memoria muy presente del 2001 y una más o menos vívida de los noventa. Al menos tendrás memoria de los problemas de tus viejos por traer un mango a casa (si tenían la suerte de trabajar) una vez que la primavera del voto cuota se estampó contra la realidad de la verdadera cara del sistema.

Para los que pasamos la cuarta década, nuestra memoria llega un poco más allá todavía. Y a los noventa le agregamos la hiperinflación, el Plan Austral, etc. etc. Por nuestra edad, la dictadura se nos hizo algo presente y lejano a la vez. Dependía del caso. En el mío, la inconciencia de un nene de menos de diez años se mezclaba con vagos recuerdos de mi vieja viviendo angustiada por si le encontraban la colección de obras completas de Lenin y las obras escogidas de Marx y Engels que tenía escondidas en un altillo. No, si visto a la distancia, mi vieja estaba loca. Al menos, los bordes de las hojas de los libros comidos por las ratas son un testimonio vivo de la anécdota.

Y ni que hablar si tenés más de cincuenta, sufriste todo lo anterior en carne propia. Tu memoria histórica es enciclopédica. Presenciaste cómo el neoliberalismo ganó su hegemonía, primero a sangre y fuego, después con la complicidad de las dirigencias de turno. Ahora, vos, que tenés más de cincuenta, los que andamos apenas arriba de los cuarenta, también los de treinta y los de veinte, hagámonos todos esta pregunta: ¿alguna vez se imaginaron que iban a ver algo parecido a lo que pasó el sábado? ¿Más de 900 marchas en más de 90 países al mismo tiempo? Fueron más de un millón de personas movilizadas bajo una misma bandera, bajo una misma consigna: BASTA!! Basta de este neoliberalismo voraz que llevó a millones a la miseria!!

Nueva York, Washington, Los Ángeles, San Francisco, Roma, Londres, Berlín, París, Atenas, Bruselas, Viena, Madrid, Barcelona, Budapest, Zagreb, Tegucigalpa, México DF, Santiago, Tokio, Seúl... y la lista sigue. Tiro nombres de ciudades que me vienen a la cabeza en estampida. En todas ellas y en cientos más los pueblos salieron a la calle a decirle a los poderes fácticos y a sus lacayos "Basta, Hasta Acá Llegaron!!!"

Y lo que te llena el alma de calidez es ver a los voceros de esos poderes no entendiendo nada. Sin saber qué decir. Perdidos en su discurso ciego. Anclados y aferrados a los privilegios que sus amos les dan y cuyos intereses ellos defienden con convicción. Es grotesco escuchar a los "comunicadores" y "opinólogos" de FoxNews diciéndole a la gente de Occupy Wall Street "manga de hippies, vayan a bañarse y salgan a buscar trabajo!!! Si no trabajan es porque no quieren!!!" Dixit Domingo Cavallo podría decirse. La respuesta de los "hippies fue maravillosa: le pidieron a decenas de peluqueros de la ciudad que les den una mano y ahí fueron los astros de las tijeras a hacerles una suerte de "extreme makeover" a los acampantes. Después fueron y les pidieron una mano a algunas tiendas de ropa y empilcharon unos trajes, camisa y corbata. Después volvieron a agarrar sus pancartas y megáfonos y siguieron protestando. Bravo!!! Eso es creatividad en acción!!!

Mientras tanto, el diario El País de España (otrora voz de la socialdemocracia ibérica) es otro ejemplo de los que no encuentran la brújula. Si repasan la sección internacional no lo van a poder creer. La editorial institucional pide civismo y prudencia para que se eviten episodios de violencia como hubo en Roma o en Berlín. A ver, por qué no le explican a una generación que no ve un futuro para sí, a padres de familia que no tienen cómo alimentar a sus hijos cómo se hace para tener prudencia y civismo en estas circunstancias.

Después levantan una columna de opinión de Bill Keller, director ejecutivo del New York Times, titulada "¡Buenas noticias! ¡En serio!" Uno se piensa que va a hablar de las manifestaciones, pero no. Dice que está podrido de las protestas y que en lugar de eso prefiere alabar la "madurez política de la sociedad eslovaca" que puso en jaque al paquete de rescate de Grecia; a las elecciones presidenciales en Liberia de cuyos principales candidatos destaca que se educaron en Harvard y la London School of Economics; para terminar (y ponerle a este delirio un manto de piedad) alaba que Ollanta Humala, "parece empeñado, hasta ahora, en llevar a cabo una reforma tranquila y moderada del sistema. Se ha olvidado de la retórica nacionalista de izquierdas, ha nombrado un Gobierno partidario de favorecer las inversiones y dice que Estados Unidos es un socio estratégico".

Insisto, no entienden nada de nada. Están tan metidos en su papel que le han perdido por completo el pulso a lo que está pasando en las calles de una buena parte del mundo. Igual que las dirigencias políticas. "Democracia, me gustas porque estás como ausente" dicen los manifestantes en una de las marchas. Qué buena síntesis!!! Es el diagnóstico más atinado y más simple a la pregunta central de nuestros tiempos: ¿es la democracia un mero sistema de reglas para elegir a quienes ocuparán cargos públicos, o es un sistema que además de esto tiene la misión de garantizar la justicia y la inclusión social para todos los ciudadanos?

Para todos los que estamos convencidos de cuál es la respuesta a esta dicotomía, otra gran consigna "No somos antisistema, el sistema es antinosotros" es la forma de poner la presente realidad global en perspectiva. Cristina Fernández hace un par de años utilizó una muy buena frase para ilustrar el momento de América Latina: "nuestra región está pasando por un momento en el que los presidentes se parecen cada vez más a sus pueblos". Mal que les pese a algunos, es una gran verdad. Si no, es imposible entender que por estas latitudes no se hayan escuchado voces exclamando masivamente "Votar es elegir en secreto quién te robará públicamente". Eso ya lo hicimos hace diez años.

Pero ahora, en el otrora centro del poder mundial, la gente en la calle grita "Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir", "Ellos, la crisis; nosotros, la alternativa", "No es crisis, es estafa", "Me sobra mes al final del salario", "Toman decisiones sobre nosotros, pero sin nosotros". Y la respuesta del poder político son los palazos de la policía. Porque la gente en la calle es molesta, incómoda, los pone a la defensiva, los obliga a dar respuestas. Y como no las tienen, entonces lo único que les queda es reprimir, sin entender que eso sólo sirve para darle más fuerza a la lucha por tus convicciones.

Es por todo esto que un escalofrío me corre por la espalda mientras escribo. Es un momento extraordinario. Decime la verdad, ¿no te corre adrenalina por las venas? ¿No estamos asistiendo a una época espectacular? Me acuerdo que en el 2001 muchos nos dijimos que en 10 años nos íbamos a preguntar si nos acordábamos qué estábamos haciendo cuando las torres gemelas se vinieron abajo o cuando la Argentina se incendiaba. Quizás, en diez años nos vayamos a preguntar ¿qué estábamos haciendo el día que mundo se hartó y dijo basta?

 

(*) Licenciado en Relaciones Internacionales. Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal

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