Martes, 03 Abril 2012 14:58

Dos Fotos, Dos Momentos

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Malvinas_1982Algunas imágenes que pueden confundir. Dos momentos supuestamente parecidos pero no iguales. La democracia y sus gratas consecuencias

 

Algunas imágenes que pueden confundir. Dos momentos supuestamente parecidos pero no iguales. La democracia y sus gratas consecuencias

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Malvinas_1982Si uno "mira sin mirar" podría confundirse. Si toma la foto del 2 de abril de 1982, donde ve un pueblo movilizado abajo y un grupo de militares vitoreados, arriba, en el balcón, podría confundirse. La reflexión automática y simple nos induciría a pensar que estábamos en presencia de un momento histórico y trascendente de un pueblo hermanado y feliz que reconocía un hecho político sin precedentes en plena dictadura militar. Pero no todo es lo que parece.

Pocas horas antes, una movilización de la Confederación General del Trabajo, conducida por Saúl Ubaldini, se había animado a mostrar en el espacio público lo que era visible y palpable en la intimidad de cada hogar y de cada fábrica: la grave crisis económica que atravesaba el país.

Si bien la manifestación no era tan numerosa ni mucho menos, el hecho de que algunas organizaciones sociales y políticas se animaran al reclamo, conduciendo a miles de personas que por primera vez desde 1976 se animaban a desafiar al terrorismo de Estado, el hecho tenía un valor por sí mismo a partir de lo que el país había vivido en los últimos años.

Aunque sea obvio lo diremos hasta el cansancio. La combinación de desidia, irresponsabilidad y búsqueda de legitimación política de un gobierno dictatorial que comenzaba a trastabillar, permiten entender el "hecho Malvinas" de aquel entonces.

¿Pero cómo entender el apoyo de un pueblo, las "24 horas por Malvinas", las donaciones, los esfuerzos memorables de buena parte de la sociedad, y el espíritu solidario de quienes, en un compromiso altruista llevado a la máxima expresión entregaban bienes absolutamente personales? De una sola manera: los argentinos siempre habíamos tenido hasta allí la determinante convicción de que las Malvinas eran argentinas. Y también hay que señalar que movilización masiva de millones de compatriotas a lo largo y ancho del país, puso en contradicción a quienes habían luchado más intensamente desde los subsuelos del dolor humano, al ver que de una u otra manera, los asesinos eran vitoreados sin preguntarles "por qué".

Y si hoy miramos, también podríamos confundirnos. Las encuestas –la forma estadística de sacar una foto– también nos dicen que la sociedad argentina, 30 años después de aquel hecho, recuerda y conmemora el 2 de abril de 1982 (de acuerdo a un estudio realizado por la Consultora Equis). No faltará el distraído que crea y confunda que el apoyo de hoy es el reconocimiento a un grupo de facinerosos que violaron las más elementales dignidades humanas.

Nada más falso que ello. El 2 de abril de 2012 trae otros climas, otros decires, y otras circunstancias. El inmenso apoyo de los argentinos a la causa Malvinas, se expresa a través de una democracia que, orgullosamente (por fin lo podemos decir), ha hecho escuela y ha dejado secuela en una sociedad que sigue pensando lo mismo que hace 30, 50, o 100 años: las Malvinas son argentinas.

Pero el contexto ha cambiado, a nadie en su sano juicio se le ocurre plantear la hipótesis bélica ni mucho menos. Pareciera que los argentinos hemos aceptado de una buena vez y para siempre, que aunque en la vida de cada uno de nosotros, mortales como somos, no veamos ondear la bandera blanca y celeste que nos sintetiza en aquellas tierras, las próximas generaciones tal vez puedan lograr nuestro ya viejo pero permanente deseo de ser soberanos. La paz y el trabajo diplomático son los elementos centrales y definitivos de la construcción de nuestra identidad malvinera. Sólo falta tiempo. Pero esta vez, está de nuestro lado.

Mirada_sobre_la_poltica_nacional

 

Unasur

(*) Licenciado en Ciencia Política. Analista Político de la Fundación para la Integración Federal

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