Lunes, 25 Agosto 2025 10:10

Argentina y Brasil frente a la tentación nuclear Destacado

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Argentina y Brasil frente a la tentación nuclear Anselm Kiefer, Osiris, 1985–1991

Desde el fin de las dictaduras, Argentina y Brasil desarrollaron un modelo de cooperación y confianza nuclear que es un ejemplo para el mundo. Sin embargo, el clima global de amenaza atómica y el desacople entre ambos países lo hacen peligrar.

El ataque con misiles penetradores de búnker por parte de Estados Unidos contrainstalaciones atómicas en Irán, el pasado 22 de junio, simboliza el colapso del tabú nuclear.Esta acción careció de justificación bajo los principios del Derecho Internacional y no sealineó con las normas sobre el uso de la fuerza establecidas en la Carta de las NacionesUnidas. Washington lanzó sus ataques sin asumir la responsabilidad por los posibles daños,tanto a nivel global como a las poblaciones cercanas. Además, no hubo una condena unánimey firme por parte de la comunidad internacional ante este acto de agresión. Aunque Iránpodría estar enriqueciendo uranio a cerca del 60%, acercándose al 90% necesario paraalcanzar armas nucleares, y posiblemente violando el régimen de no proliferación, nadajustificaba una acción militar unilateral. Por el contrario, el ataque probablemente impulsaráal gobierno iraní a retomar y acelerar su programa de enriquecimiento de uranio.

Actualmente, ocho de las nueve potencias nucleares están directa o indirectamenteinvolucradas en conflictos armados en algún lugar del planeta. Estados Unidos, el ReinoUnido y Francia –junto con otros miembros de la OTAN– participan indirectamente en laguerra en Ucrania, mientras que Rusia lo hace de forma directa; Corea del Norte, en tanto, leha brindado apoyo militar a Rusia en ese mismo frente. Israel sigue presente en los conflictosde Medio Oriente. India y Pakistán mantienen tensiones, con posiciones cada vez másagresivas. Y aunque China no participa en enfrentamientos abiertos, sus maniobras en tornoa Taiwán y el Mar de la China Meridional representan una amenaza latente.

La crisis del régimen de no proliferación nuclear no es nueva: se arrastra desde la década de1990. Sin embargo, la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022 –y, más recientemente, elataque de Estados Unidos a Irán– han profundizado esa fractura, evidenciando lo que, junto aJuan Tokatlian, hemos llamado la “tentación nuclear” (1). ¿Pasaremos de la tentación alimpulso nuclear? ¿Qué implicancias tendrá esto para América del Sur, y en particular paraArgentina y Brasil, que han desarrollado un esquema ejemplar de verificación y controlnuclear? ¿Será posible sostener ese modelo en un mundo cada vez más inestable y menoscooperativo? ¿O sucumbirán, como otros países, a la tentación nuclear?

El fin del tabú

Un tabú comienza a resquebrajarse cuando las convicciones que sostienen su validez comonorma se debilitan, se transgreden o se cuestionan por diversas razones. Nuevas formas deconocimiento, avances tecnológicos o factores de poder pueden presionar para derribarlo,mientras que cambios en la voluntad y en las dinámicas de quienes interactúan pueden alterarel contexto, volviendo obsoletas las restricciones o prohibiciones que lo sostenían. Más aun:cuando ciertos países violan el tabú de manera pública y no reciben el castigo esperado –oincluso reciben apoyo– se transmite la idea de que ya no es un absoluto. En ese punto, elescenario se abre a todas las posibilidades: el colapso del tabú implica nuevos –y, confrecuencia, inciertos– rumbos, que pueden ser profundamente inquietantes.

La internacionalista Nina Tannenwald analiza cómo se construyó el tabú normativo globalcontra el uso de armas nucleares desde Hiroshima y Nagasaki (2). Argumenta que, más allá dela disuasión estratégica posibilitada por el poder destructor de la bomba atómica, se consolidóuna fuerte norma ética internacional que ha contribuido a la no utilización de armasnucleares por parte de Estados Unidos y otras potencias. El tabú nuclear, aunque no condujoal desarme total previsto en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) de 1968, sefortaleció por presiones morales, diplomáticas y sociales, y no sólo por el cálculo racional decostos.

El no uso de armas nucleares en conflictos es resultado de principios y normas del ordeninternacional que consideran estas armas intrínsecamente inaceptables. Dicho de otro modo,el respaldo al Derecho Internacional se asienta en una moral global que se sostiene sobre lasconvicciones políticas de los líderes, quienes a su vez emergen de la sociedad internacional.Como señala el académico español Antonio Truyol y Serra (3), es la comunidad de Estados laque define qué ideas deben considerarse legítimas y respetadas. El tabú nuclear, en este sentido, no es simplemente una prohibición, sino una prohibición investida de caráctersagrado. Pero algo deja de ser sagrado cuando pierde su condición de intocable y ese mandatocomienza a disolverse.

Hacia una “guerra nuclear digital limitada”

Al término de la Guerra Fría, en 1991, había cerca de 70.000 ojivas nucleares, de las cualesunas 23.000 correspondían a la Unión Soviética y alrededor de 21.000 a Estados Unidos. Sólocinco países poseían armas nucleares de manera oficial: Estados Unidos (desde 1945), laUnión Soviética/Rusia (desde 1949), el Reino Unido (1952), Francia (1960) y China (1964). Trasla Guerra Fría, India y Pakistán adquirieron sus arsenales atómicos en 1998, y Corea del Norteen 2006. Israel, aunque no lo ha reconocido oficialmente, posee ojivas probablemente desdefines de los 60. Otros países, como Sudáfrica, Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania, heredaronojivas soviéticas, pero las transfirieron a Rusia. Era la etapa de la destrucción mutuaasegurada, caracterizada por ojivas megatónicas, de baja precisión y énfasis en la destruccióntotal más que en ataques precisos.

¿Qué cambió desde entonces? En 2025, según el Instituto Internacional de Estudios para laPaz de Estocolmo (SIPRI) (4) y otras fuentes (5), el total global se redujo a más de 12.000ojivas, con unas 9.000 en stock militar y más de 3.000 desplegadas operativamente. En estosaños, Rusia y Estados Unidos renovaron sus arsenales tácticos. Moscú reubicó armas tácticasen Bielorrusia desde 2023, un hecho sin precedentes desde la Guerra Fría. La movilidad delarmamento nuclear aumentó, con plataformas móviles como camiones, submarinos y trenes,al tiempo que se ampliaban los silos subterráneos. Varios países adoptaron posturasdoctrinarias más agresivas: Rusia relativizó su política de “no primer uso” de armasnucleares; China mantiene la norma oficialmente, pero con una ambigüedad creciente; Indiasugiere revisiones ante ataques químicos o agresiones graves; Estados Unidos mantiene sudoctrina de “respuesta flexible”, sin excluir el uso nuclear ante amenazas no nucleares.

Estratégicamente, se avanza desde la destrucción mutua asegurada hacia un posible uso dearmas nucleares tácticas o de bajo rendimiento (de 0,1 a 50 kilotones), montadas en artillería, Estratégicamente, se avanza desde la destrucción mutua asegurada hacia un posible uso dearmas nucleares tácticas o de bajo rendimiento (de 0,1 a 50 kilotones), montadas en artillería, misiles de corto alcance o torpedos para opciones de “respuesta limitada”. Lo máspreocupante es la intensificación de la retórica disuasiva basada en amenazas nucleares,especialmente en conflictos activos como en Ucrania, donde estas armas presionanestratégicamente y aumentan el riesgo de escalada. Esta era de “guerra nuclear digitallimitada” implica el riesgo de un uso localizado, sin destrucción total, pero con alto riesgo dedescontrol. Un escenario que muy probablemente empeorará con el colapso del Tratado sobreFuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por su sigla en inglés), del que EstadosUnidos se retiró en 2019 tras acusar incumplimientos rusos, y la posible expiración del nuevoTratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) en 2026.

El “botón nuclear digital” ya no es una mera especulación. Los avances tecnológicos en armasnucleares, desde la miniaturización de ojivas hasta la integración de inteligencia artificial (IA)en sistemas de mando, plantean serios riesgos. Si bien los humanos aún controlan ellanzamiento, la participación de la IA en la evaluación y respuesta aumenta el potencial deerrores estratégicos, ciberataques y malinterpretaciones automatizadas, poniendo en peligrola estabilidad global (6).

Argentina y Brasil

A fines de la década de 1970, Argentina y Brasil desarrollaban programas de enriquecimientode uranio y misiles de mediano alcance sin salvaguardias internacionales. La desconfianzamutua se profundizaba por el secreto que rodeaba ambos proyectos nucleares. A ello sesumaba la doctrina de seguridad nacional vigente en ambos países, que veían al vecino comouna amenaza potencial. El acuerdo sobre la represa de Itaipú en 1979, que resolvió lasdisputas sobre el aprovechamiento energético del río Paraná, fue un paso importante dedistensión, aunque la concertación estratégica sólo comenzó una vez recuperada lademocracia, durante los gobiernos de Raúl Alfonsín y José Sarney, mediante “inspeccionescruzadas” para asegurar el uso exclusivamente pacífico de la energía nuclear.

La disposición de ambos gobiernos a compartir información y permitir la supervisión mutuadisipó sospechas y temores, impulsando una desescalada que sentó las bases para ellanzamiento del Mercosur. Esta apertura se consolidó con la firma del acuerdo bilateral desalvaguardias nucleares (SCCC) y la creación de la Agencia Brasileño-Argentina deContabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) en 1991, que facilitó un monitoreoconjunto más efectivo y promovió la transparencia. En diciembre de ese año, se firmó elAcuerdo Cuatripartito entre ambos países, la ABACC y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el ámbito de Naciones Unidas, para aplicar salvaguardiasamplias, cumpliendo con el TNP. Este modelo ha sido reconocido internacionalmente comoun ejemplo. Un punto central es la postura compartida entre Brasil y Argentina frente alProtocolo Adicional del TNP de 1997, que ambos países rechazan por considerar que laspotencias nucleares violan sus compromisos de desarme. Esta coincidencia estratégicacondujo, en 2011, a que el Grupo de Suministradores Nucleares aceptara el Acuerdo Cuatripartito como alternativa válida, reconociendo así el régimen de salvaguardiascompartidas.

Sin embargo, en los últimos años ambos países no sólo han priorizado sus agendas nuclearesnacionales y se han distanciado de la lógica de concertación, sino que algunas decisionesunilaterales y declaraciones de sus líderes reflejan un desacoplamiento cada vez más riesgoso.Mientras Argentina no firmó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN),considerándolo una amenaza para el TNP y su industria nuclear, Brasil, bajo el gobierno deMichel Temer, sí lo hizo, aunque luego el Congreso no lo ratificó para proteger su programade submarinos nucleares. En 2019, el diputado Eduardo Bolsonaro sugirió que Brasil deberíadesarrollar armas nucleares para ganar respeto internacional; en 2022, bajo el gobierno de JairBolsonaro, Brasil comenzó conversaciones con el OIEA para establecer procedimientosespeciales de salvaguardias para su programa de submarinos nucleares. Además, el contextointernacional, marcado por el pacto AUKUS de 2021 entre Australia, el Reino Unido y EstadosUnidos, con un enfoque en submarinos nucleares, intensificó las presiones para que Brasiladopte el Protocolo Adicional, lo que podría tensar el equilibrio logrado en el acuerdo conArgentina.

Por su parte, el gobierno de Javier Milei adoptó un giro diplomático drástico en temas de noproliferación. En marzo de 2024, Argentina se abstuvo en la resolución sobre avances ennegociaciones multilaterales de desarme nuclear, a diferencia de Brasil, que la apoyó. Ennoviembre de 2024, Argentina votó en contra, junto con Israel (país que no forma parte delTNP), de una resolución ampliamente respaldada para promover la creación de una ZonaLibre de Armas Nucleares en Medio Oriente, rompiendo con su histórica defensa del desarmey la no proliferación. En mayo de 2025, el gobierno argentino condenó los ataques terroristascontra India, pero evitó pronunciarse sobre las represalias militares de ese país contraPakistán, lo que fue interpretado como un doble estándar frente a ambas potencias nucleares.En junio de 2025, expresó un claro alineamiento con Israel y Estados Unidos, respaldandoabiertamente los ataques contra Irán, como señaló el ministro de Defensa, Luis Petri, en unarueda de prensa en el Pentágono, y mantuvo un apoyo firme a Israel en múltiples forosmultilaterales. Todas estas decisiones marcan una ruptura total con consensos históricos entemas nucleares.

En junio de 2025, la Junta de Gobernadores del OIEA aprobó una resolución crítica contraIrán –la primera en casi 20 años– impulsada por Estados Unidos, el Reino Unido, Francia yAlemania, con el respaldo de 19 países. Aunque las votaciones del OIEA no son públicas, sepresume que Argentina apoyó la resolución, mientras que Brasil optó por abstenerse,motivado por su política de equilibrio diplomático y su preferencia por el diálogo multilateral,evitando alinearse directamente con las presiones occidentales. La resolución declaró queIrán había incumplido sus obligaciones de salvaguardia al no informar sobre los restos de material fisible de sitios no declarados y propuso remitir el caso al Consejo de Seguridad. Esto
refleja otro claro desacoplamiento entre Argentina y Brasil.

El futuro de la no proliferación

El régimen de no proliferación nuclear atraviesa un momento crítico, y es cada vez más probable que se desate una espiral de inestabilidad global. ¿Pasaremos de la “tentación nuclear” a un “impulso” irreversible? La creación de la ABACC entre Brasil y Argentina en 1991 fue un hito histórico para América Latina y un modelo único en el Sur Global. Sin embargo, la postura rupturista del gobierno de Milei añade una capa adicional de complejidad al desacoplamiento entre ambos países, lo que podría derivar en un escenario más divisivo y antagónico. Independientemente de quién gobierne en Buenos Aires o Brasilia, es urgente restablecer un diálogo franco sobre el tema para evitar consecuencias imprevisibles.

FUENTE: eldiplo.org

1. Bernabé Malacalza y Juan Gabriel Tokatlian, “Argentina y Brasil: ¿entre la desintegración y
el desacoplamiento?”, CEBRI-Revista, 2022, https://cebrirevista.
emnuvens.com.br/revista/article/view/61/83?utm_source
2. The Nuclear Taboo: The United States and the Non-Use of Nuclear Weapons Since 1945,
Cambridge University Press.
3. La sociedad internacional, Alianza Universidad.
4. SIPRI Yearbook 2024: Armaments, disarmament and international security, Stockholm
International Peace Research Institute (SIPRI), 2024,
https://www.sipri.org/yearbook
5. Kristensen, H. M., & Norris, R. S., “Nuclear Notebook: Estimated nuclear arsenals of the
world”, Federation of American Scientists (FAS), 2024,
https://fas.org/issues/nuclear-weapons/nuclear-notebook/
6. Kristensen, H. M., & Norris, R. S., “Nuclear weapons, the digital era, and artificial
intelligence”, Bulletin of the Atomic Scientists, 2023, 79(4), 12-25, https://thebulletin.org/

(*) Investigador del CONICET-UNQ y profesor en la Maestría en
Estudios Internacionales de la UTDT. 

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